Tomelloso

José Andrés: «Me veo como un contador de historias»

La Voz entrevista al conocido artista criptanense que presenta el 6 de febrero su primera novela en Tomelloso

Francisco Navarro | Viernes, 2 de Febrero del 2024
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A José Andrés López de la Rica lo conocen en su pueblo, Campo de Criptana, como el Grillo. Ya se sabe como somos en los pueblos. Definir a José Andrés como artista multidisciplinar se queda corto, reconocido monologuista, es cómico, actor, director, presentador, dramaturgo, carnavalero y ahora novelista. A finales del pasado 2023 presentaba su primer título “101 motivos”, que está cosechando una buena acogida. El próximo jueves 6 de febrero López de la Rica va a presentar el libro en Tomelloso, concretamente en el Instituto Eladio Cabañero a las 12 del mediodía.

Presentó durante dos años seguidos el Certamen Nacional de Monólogos de Tomelloso. La puesta de largo del libro en nuestra ciudad nos da la excusa para hablar de nuevo con José Andrés. Siempre es un placer charlar con este optimista irreductible, como así se define. Gran conversador, hablamos de “101 motivos”, de su carrera artística y de la vida.

—¿Por qué ha elegido Tomelloso como uno de los lugares donde presentar “101 motivos”?

—Por el vínculo que tengo tanto con el director del Instituto Eladio Cabañero, José Ángel Martínez, como con Mercedes González, del colegio Santo Tomás-La Milagrosa, que ha venido a ver alguno de nuestros estrenos en Madrid. Estuvieron ambos en la presentación de “101 motivos” en Campo de Criptana y me propusieron llevarla a Tomelloso. Algo que me encantó porque yo solo tengo palabras de agradecimiento para Tomelloso. He presentado el Concurso de Monólogos y siempre que lo he hecho me han tratado fenomenal: me he sentido como en casa. Así que, ante la propuesta respondí con un sí rotundo y empezamos a buscar fechas para hacerlo cuanto antes.

—La novela es su debut literario…

—De hecho, todavía me cuesta trabajo asimilar la palabra “escritor”. Detrás de ese vocablo hay gente muy grande y yo me veo muy pequeño todavía al lado de personas tan brillantes. Lo que he querido es contar una historia, que es lo que hago siempre, bien a través del humor, del teatro, o del carnaval. Esto no dejaba de ser otra vía más. Me apetecía mucho narrar lo que nació con la intención de ser un guion de cine y que no pudo llevarse a cabo. Lo transformé en novela para llegar al mayor número de gente posible.

—¿Y qué va a encontrar el lector en “101 motivos”?

—Sobre todo una lectura ágil, no es farragosa, no es Foster Wallace… Se transita por los párrafos y los capítulos de una forma ligera. Mi idea era contar una historia que se pudiese seguir con facilidad, no he querido enrevesarme demasiado en la forma. El libro es una sucesión de acontecimientos sin perder de vista la comedia. Tiene la novela algunos pasajes más cómicos, hay capítulos que te pueden sacar una sonrisa. Pero lo que va buscando el texto es que el final sea satisfactorio a nivel emotivo. Por los comentarios que voy recibiendo, las cincuenta últimas páginas son muy conmovedoras y cargadas de emoción.


—Se anuncia como un relato muy emotivo, ¿nos puede adelantar algo del argumento?

—Es la historia, aparentemente muy normal, de un tío una sobrina. Las amigas de la chica van a ir a Euro Disney en un viaje organizado por el cole al que ella no puede ir. Roberto, que así se llama el tío, que no tiene dinero porque lo acaban de despedir, intenta que su sobrina Patricia pueda disfrutar del viaje. Se meten en una aventura en la que se van descubriendo los conflictos familiares, la aparente normalidad se va complicando conforme se desarrolla el relato, aparece algún personaje más como la madre de Patricia.

—”101 motivos” es también una reflexión, ¿no es así?

—Sobre la verdad, por un lado. Como gestionamos esa verdad, lo que contamos y no contamos y como lo hacemos. También reflexiona la novela sobre como nos tomamos las cosas. A pesar de que parezca un eslogan de una taza de Mrs. Wonderful, el noventa por ciento de la vida es como nos tomamos las cosas y el otro diez es lo que nos pasa.

—¿Es usted optimista?

—Soy un optimista irreductible, a prueba de bombas.

—Un optimismo que traslada a sus espectáculos y, ¿también a “101 motivos”?

—Tengo una visión positiva de la vida. Nunca he sabido hacerlo de otra manera e intento guiarme por eso. Creo que la vida es compleja, que pasan muchas cosas, pero uno de los mayores problemas que tenemos es que nos difuminamos en lo general y cada vez ponemos menos atención en el detalle, que es muy importante. Pero, a pesar de eso, creo que hay que mostrar que estamos agradecidos. A la mayoría de la gente nos va bien. Cuando oigo esa frase que se suele decir muy a la ligera “¡Merecemos la extinción!”, respondo “¡La mereces tú! A mí déjame en paz, que yo intento hacerlo lo mejor posible.”

—Somos unos privilegiados, es cierto.

—Tenemos un acceso a la cultura brutal, toda la música está a nuestro alcance… Siempre pongo un ejemplo muy escatológico y es que no hace tanto que mis padres iban al baño al gallinero. Estamos hablando de solo una generación, yo ya viví con agua caliente, pero mis padres no. Vamos a saber lo que es llegar a tu casa y darle a un botón y que salga agua o apretarle a otro y que se encienda la tele y que tu máximo problema sea quedarte sin cobertura. Somos unos privilegiados, pero no solo de la vida, de la historia de la humanidad.


—En alguna entrevista usted ha dicho que la sonrisa es el mejor antídoto, para todo…

—Obviamente en la vida hay momentos que son muy duros. Esto es innegable, hacerlo es vivir en un mundo demasiado naif. Pero, obviamente el mundo sigue, no se va a parar porque tú estes triste. Y es que, como le digo a mis amigos, los tres días que, por lo que sea, estás enfadado no eres feliz, por lo tanto, intenta estar solo uno. El problema va a ser el mismo. Creo que tenemos que responder a las cosas que nos ocurren de la manera más optimista posible. Por supuesto, enfrentándonos a los desafíos, a las cosas que nos salen mal, a los fracasos… Enfrentándonos a algo de lo que gustaría escribir en un futuro: a la muerte. Algo inherente al ser humano y que parece que nos da miedo, nos parece que seamos inmortales.

—Es decir, que va a seguir escribiendo…

—Sí, sí… De hecho, tengo algunas cosas bastante esbozadas. Nacidas del mismo fruto que “101 motivos”, esto es buscando tener un hueco en la gran pantalla. Pero mientras llega, hace falta mucho dinero, muchos medios y mucho talento que tal vez yo no tenga, puedo ir trasladando esas historias a una novela. Y encima con buena acogida. Escribir es algo que me gusta mucho, es un ejercicio de introspección que me aporta mucha felicidad. Si a la gente le sigue gustando lo que escribo estaré encantado en seguir compartiéndolo.

— Cómico, actor, director, presentador, dramaturgo, carnavalero y ahora novelista, ¿en cuál de sus muchas facetas se encuentra más cómodo?

—Lo que he aprendido a lo largo de mi caminar por diferentes campos de la cultura es que todo está mucho más relacionado de lo que podemos pensar a priori. Cuando escribo carnaval, no esta tan lejos del teatro; cuando salgo al escenario a hacer teatro no es algo alejado de escribir. Todo se basa en la legendaria necesidad de ser humano de contar historias y de hacer que los demás las escuchen. Y, claro, reunirnos alrededor de ese contador de historias. Antes se hacía junto a una fogata o como en las Mil y una noches, pero todavía se sigue haciendo igual. Me veo como un contador de historias.

—Y ahora está viviendo un momento dulce, ha sido el pregonero de las fiestas de su pueblo, está que se sale con “Corta el cable rojo”, le ha premiado su peña carnavalera, ha editado una novela que está siendo un éxito…

—Siempre me he considerado muy afortunado, sobre todo desde que me dedico profesionalmente a hacer lo que me gusta. El 31 de diciembre siempre invierto un par de minutos en pensar “¡Otro año que te has podido dedicar a lo que te gusta!”. Durante un tiempo fui comercial, un trabajo donde también me lo pasé muy bien, me divertí mucho y aprendí un montón. Entonces pensaba que podía ser capaz de vivir de las cosas que iba generando mi cabeza. Como desde el 2007 lo estoy pudiendo hacer, me considero un afortunado, insisto. Encima, en el 2023 he tenido la enorme fortuna de ser el pregonero de las fiestas de mi pueblo, que va a ser un momento inolvidable. De recibir tantísimo cariño, de vivir grandes alegrías con mi chirigota, con la Peña El Burleta que también me ha premiado… Para mí era algo impensable. El año pasado recibí más de lo que yo doy.

—Háblenos de sus proyectos…

—El domingo 4 estrenamos con nuestra chirigota el vigesimoprimer carnaval en el que participamos. Es un orgullo para nosotros haber aguantado tanto tiempo. Seguimos con “Corta el cable rojo”, cumplimos hace relativamente poco la función mil ochocientos, y la vedad es que con muchísimo éxito. Estamos contentísimos, hacemos siete funciones semanales en Madrid y llenamos. Nos sentimos muy agradecidos al público. Seguiré haciendo cosas conforme vayan saliendo y creo que me voy a centrar en escribir. Pero como este mundo es tan cambiante, nunca sabes que proyecto te van a ofrecer o cual va a salir. De hecho, tengo alguna obra de teatro que escribí hace tiempo que me gustaría mover… Mientras pueda y tenga fuerzas seguiré haciendo cosas.

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