A Jesús Morales Nieto (Tomelloso, 1957) la música le ha acompañado durante toda su vida. Formado en el Real Conservatorio de Música de Madrid acabó haciendo de la música su pasión y trabajo, en la doble vertiente de guitarrista de grandes artistas y profesor del Conservatorio de Tomelloso donde se acaba de jubilar como docente. Ésta ha sido la excusa perfecta para una entrevista en la que repasamos toda su trayectoria y donde mira también al futuro, porque Jesús Morales todavía tiene muchos proyectos por delante.
Con el músico hemos quedado en un céntrico bar de la ciudad. Muchos paisanos le reconocen y le saludan y él, que es pura amabilidad, conversa con todos. El periodista le conoce desde hace tiempo y antes de dar al play de la grabadora recordamos lejanas y entrañables vivencias. En la conversación aparece también aquella inolvidable etapa con grupo Aguacate con el que marchó a Finlandia en una estancia que, en principio iba a ser de tres meses, y se alargó hasta los seis años.
-Después de 33 años enseñando a cientos de alumnos ¿qué sensación le queda?
-Lo primera sensación que me deja es la rapidez con la que pasa el tiempo. Nunca me llegué a plantear lo de la enseñanza, mi idea era la de ser músico, tocar. Pero el hecho de estudiar con José Luis Rodrigo, uno de los mejores guitarristas clásicos de este país, me animó a conocer e ir introduciéndome en este mundo. Tenía una forma especial de enseñar y tuve la gran fortuna de realizar toda la carrera con él. Estar tantos años de profesor ha sido una experiencia muy gratificante porque he podido contribuir a la formación de mucha gente. Y algo importante que me gustaría subrayar, en el Conservatorio los profesores hemos sido una piña, desde Luis Osuna a los últimos profesores que se han ido incorporando. Los voy a echar de menos.
-Suelen decir los maestros y profesores que la enseñanza es difícil, ¿lo es también en el mundo de la música?
-La música no es como la enseñanza obligatoria, la gente la elige y, además, es una enseñanza individual. Tienes que sintonizar con la frecuencia del niño que tienes delante para conseguir algo de él. Nunca me ha parecido que enseñar sea difícil, sobre todo si te gusta, que es lo que me ha pasado a mí con el paso de los años. Lo más gratificante es empezar con un alumno que no ha cogido una guitarra en su vida, empiezas con él, va evolucionando y luego puede acabar siendo profesional. Me suele llegar información de lo que hacen mis alumnos: cómo se forman, los grupos que hacen o donde actúan. El Conservatorio ha formado a muchos músicos que, como me paso a mí, se han formado en música clásica y paralelamente han formado grupos de rock.
-Deja la docencia, pero no la música…
-Quiero seguir tocando, sí. Con un ritmo de trabajo más esporádico, dependiendo de las cosas que vayan saliendo. Ser músico es algo muy vocacional.
-El talento musical ¿también puede nacer, o todo es cuestión de trabajo?
-En principio, todo el mundo puede tocar un instrumento, pero hay gente que tiene una facilidad innata y otra que no está tocada por la varita mágica de la música, aunque que puede ser muy brillante en otros ámbitos. No todo el mundo tiene las mismas aptitudes. Y evidentemente, después hay que trabajar mucho. Paco de Lucía solía decir, con toda la razón, que tocar un instrumento es muy esclavo. Antes de subir al escenario hay un trabajo inmenso para que luego las cosas salgan.
-Eligió la música y eligió la guitarra ¿por qué este instrumento y no otro?
-Mi padre era muy aficionado a la guitarra; tocaba flamenco. Desde que tengo uso de razón pude oír el sonido de la guitarra en casa. Mi padre me enseñó algunas cosas, pero a mí el flamenco no me llegó a enganchar, pero la guitarra sí. Me empecé a juntar con José Moreno y Ángel Pintado con los que me sigue uniendo una gran amistad para ir haciendo cosas. Nos pasábamos horas y horas tocando y escuchando música. La guitarra eléctrica y el rock me atraparon por completo. Y luego en el conservatorio me sentí muy a gusto profundizando con la guitarra clásica
-Lleva mucho tiempo tocando con Bertín Osborne y lo ha hecho también para otros grandes de la canción en España…
-Con Bertín Osborne llevo 19 años, pero antes hice algunas cosas con Los Pecos, Tony Landa, con Braulio, un cantante que representó a España en Eurovisión y tras cumplir el servicio militar empecé a hacer algunas cosas con El Fary. Después llegó la etapa de Juan Pardo, con el que estuve diez años y al mismo tiempo trabajé que José Vélez, Mari Trini y también hice algunas giras con Ángela Carrasco. Más adelante acompañé a Sergio Dalma y estuve algunos años participando en el programa de Cruz y Raya, donde tocábamos en directo y pude conocer al pintor tomellosero, Félix Huertas, que colaboraba con ellos. Ya más recientemente he ido compaginando a Bertín Osborne e Isabel Pantoja.
-¿Ha podido tender muchos lazos con estos grandes artistas?
- Los lazos más estrechos se establecen con los artistas que trabajas más tiempo, pero en realidad con todos me he llevado muy bien.
-De sus cientos y cientos de actuaciones ¿con cuál se quedaría?
-Hay muchas. Recuerdo actuaciones con Isabel Pantoja en el Auditorio de Barcelona y también en Madrid y especialmente un concierto con Juan Pardo en Vigo ante 25.000 personas que es algo que impresiona mucho. También fueron muy buenos concierto con Bertín en el Teatro Real de Madrid o en el Liceo de Barcelona que son escenarios que impresionan mucho.
-¿Se siente miedo escénico en recintos de tanto pedigrí?
-No sé si llamarle miedo escénico. Pero antes de salir siempre me pongo nervioso. Y creo que eso es bueno porque es señal de que pretendo hacer bien mi trabajo: que esté la guitarra bien afinada, los cables en su sitio, tener ese momento previo de concentración... Cuando la actuación arranca, las cosas van saliendo, pero esos nervios iniciales son inevitables, y como te decía, buenos.
-¿Qué guitarristas han sido sus referentes?
-He escuchado muchos y sería largo nombrarlos a todos. En el mundo del rock el espejo en el que me miré más veces era Ritchie Blackmorer, el guitarrista de Deep Purple. También me han llamado la atención guitarristas de otros estilos como el jazz, sobre todo ese que se fusionaba con el rock. Me marcaron gente como Al Di Meola, John Mclaughlin y también exponentes del jazz más tradicional como Wes Montgomery o Joe Pass, que eran unos genios y otros muchos del mundo del rock. En los clásicos me impactó mucho John Williams y no podemos olvidar al gran Andrés Segovia, pero mi referente principal siempre será el que fue mi gran maestro, José Luis Rodrigo. Empezaba a tocar en clase y te quedabas absolutamente embobado. Fue una persona que marcó mi trayectoria como músico.
-¿Está de acuerdo con los que dicen que para escuchar buena música hay que retroceder en el tiempo?
-Yo soy muy respetuoso con todos los gustos y estilos. Si a todo el mundo le gustase el azul, no existirían los colores. Lo que se está haciendo ahora te puede gustar más o menos, pero hoy día tenemos grupos de rock que están haciendo una música brutal o grupos de jazz que realizan fusiones con otros estilos. Y están estilos como el reggaetón que te pueden gustar o no, pero, insisto, yo lo respeto todo.
-Habla de mezclas y fusiones de estilos diferentes, ¿qué le parece?
-Estas fusiones enriquecen la música, aunque algunos puristas sostengan lo contrario. A Paco de Lucía, que marcó un antes y después en esto de las fusiones, lo crucificaron cuando empezó a introducir otros elementos diferentes al flamenco. Y esto no es algo nuevo, empezó a tomar auge en los años setenta con gente como Al Di Meola cuando tocaba con Chick Corea y otros músicos como Santana que fusionó el rock con los ritmos latinos. Mismamente, el flamenco está fusionado con la música cubana, la brasileña y otros muchos estilos.
-¿Qué nuevos proyectos prepara?
- En principio tengo la idea de seguir con Bertín y luego ya veremos que va surgiendo. Algún que otro proyecto interesante hay, pero mejor no decir nada hasta que las cosas cristalicen. Lo importante es que seguiré tocando y disfrutando de la música.
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