El parque natural de las Lagunas de Ruidera alumbra esta primavera un nuevo humedal con el que culmina, a falta del trabajo de seguimiento, la restauración ambiental que ha permitido recuperar una antigua zona húmeda perdida hace lo menos setenta años. Son las Lagunillas, resurgidas del misterioso acuífero de Ruidera a modo de nuevos ‘ojos’ del Guadiana.
La maravilla natural se esconde en el fondo del valle kárstico del refugio de fauna de Hazadillas y Era Vieja, una finca de 1.900 hectáreas comprada por el Gobierno regional hace treinta años para ampliar el parque. El valle de Hazadillas y el nuevo humedal, en la margen izquierda de las Lagunas de Ruidera, no son visitables, aunque lo atraviesan las mejores rutas de senderismo.
“Por desgracia la molestia de mucha gente adentrándose por aquí alteraría el objetivo de este paraje, que es el de refugio de fauna y flora, y no está abierto al público. Dedicamos la zona a conservación y uso científico”, explica Ignacio Mosqueda, director del parque.
Lagunillas, el humedal en vías de restauración ambiental en las Lagunas de Ruidera / J. Jurado
El agua se abre camino 70 años después en las Lagunillas
Las Lagunillas que han recuperado este invierno el sentido de su nombre han brotado en apenas dos meses de trabajo de retirada de tierra y carrizo. Renacen en un tramo del canal kilométrico que parte la finca en dos, construido a pico y pala por el hombre en los años cincuenta del siglo XX para uso agrícola. Más reciente se hizo una plantación de chopos que se retiraron hace años.
El drenaje alteró durante décadas el régimen de recarga de estos antiguos humedales de las Hazadillas, que en su origen geológico fueron un sistema similar a las actuales Lagunas de Ruidera, con barreras de travertino. Desde que la dirección del parque tomó conciencia de este humedal, alimentado por la combinación de aportes de agua subterráneos y superficiales en época de lluvias abundantes, tuvo en mente actuar. La ocasión la han propiciado los fondos de recuperación y resiliencia de la Unión Europea captados por la Consejería de Desarrollo Sostenible de la Junta, dentro de los programas de restauración de humedales.
“Desde que utilizamos la finca se veía que en esta zona manaba el agua. Había un pequeño charco al que venían jabalíes, de esa ciénaga ha brotado el resto”, cuenta Mosqueda en una visita de seguimiento de la restauración con Lanza esta semana.
Lagunillas, el nuevo punto de agua del refugio de fauna de Hazadillas en las Lagunas de Ruidera / J. Jurado
Con esta intervención el parque dota a las Hazadillas “de un punto de agua que no existía dentro de la finca, tanto para la flora como para la fauna”. Parte del sustrato retirado se ha depositado en la laguna Blanca (la primera en secarse en épocas de menos recarga del acuífero). Ese sustrato lleva semillas y esporas de vegetación sumergida que son muy importantes para limpiar, oxigenar el agua y atraer anfibios.
Masiega replantada en el nuevo humedal de las Hazadillas, en Ruidera / J. Jurado
La restauración, que sigue de cerca Francisco José Gómez Ojeda, encargado medioambiental del parque natural, incluye también la plantación de masiega, la vegetación clásica de los mejores humedales que llegó a extinguirse en las Tablas de Daimiel en los años más duros de la sequía y facilita la depuración del agua. Ruidera cedió a las Tablas semillas de masiega que han crecido allí y se han replantado luego en las Lagunas; otras son del propio parque de Ruidera del que nunca ha desaparecido el masegar, clave en los humedales.
También se plantarán árboles de ribera en un entorno que en pocos meses han colonizado los anfibios. “Los humedales son muy agradecidos”, explica Mosqueda, que subraya la gran cantidad de renacuajos en el agua y la vegetación sumergida que sirve de alimento a esas pequeñas especies “de la que muchas veces nos olvidamos, pero que son muy importantes para la conservación natural”.
El humedal de las Hazadillas, ahora una sola laguna, está protegido por el momento para evitar que especies como el ciervo o el jabalí se coman la incipiente masiega. En el futuro no habrá nada que impida que toda la fauna disfrute de su propio pantanal, conectado con la laguna Colgada.
Restos de un sapo devorado por una nutria en las Lagunillas / J. Jurado
Lo que no han impedido los técnicos es que se colara una nutria que hizo una escabechina de sapos; la piel, que no se comen, ha quedado en el fondo de esta lagunilla de aguas transparentes, como el resto de las lagunas de Ruidera. Por Lagunillas pululan también libélulas amenazadas y otros insectos raros. Y este mes de abril los primeros patos. Todo sin especies invasoras de peces como las que sí están en las quince Lagunas de Ruidera.
La restauración ambiental tierra adentro de las Hazadillas, ejecutada al 80% en este 2025, cuenta con otras intervenciones en un espacio de enormes posibilidades para la comunidad científica.
Cámaras de fototrampeo en el hábitat del topillo / J. Jurado
Refugio del topillo de Cabrera
El refugio de Hazadillas da cobijo a una pequeña población de iberón o topillo de Cabrera, un pequeño roedor considerado endemismo ibérico (solo se da en la Península Ibérica).
El topillo de Cabrera, un animal muy amenazado incluido en los catálogos de especies vulnerables, vinculado a zonas húmedas y que solo cría una vez al año, es el centro de un proyecto de mejora de su hábitat y refuerzo poblacional.
Refugio del topillo de Cabrera, un roedor endémico de la Península Ibérica, con una pequeña colonia en las Lagunas de Ruidera / J. Jurado
El parque tiene un área de cobijo de topillos dentro del refugio de Hazadillas, una zona de junqueras -también protegidas-, desde la que se hace seguimiento con cámaras de fototrampeo e intentan mantener las condiciones para que el topillo viva lo mejor posible. Este roedor no se oculta en madrigueras, sino en pastizales altos que permanecen verdes todo el año, y en zonas con juncos, muy abundantes en las Hazadillas.
Nido abejarucos en el mismo canal de las Hazadillas, refugio de fauna de las Lagunas de Ruidera / J. Jurado
Los bellísimos abejarucos también frecuentan el paraíso de las Hazadillas y Era Vieja. Para favorecer la cría de esta ave de vistosos colores, la más llamativa de las especies europeas, el parque ha hecho unos cortados en otra parte del canal de la finca para protegerlos de sus depredadores, además de otra charca para anfibios.
Tinada de las Hazadillas, antigua casa de labor visitable en las rutas guiadas / J. Jurado
Tinada Hazadillas y la vuelta de la lechuza a Ruidera
El refugio de Hazadillas y Era Vieja, en los términos municipales de Ossa de Montiel (Albacete) y Villahermosa (Ciudad Real) cuenta además con una joya del patrimonio etnográfico de Ruidera: la Tinada de Hazadillas, una casa labriega rehabilitada, con establos para las mulas que se criaron allí en el siglo pasado, un animal muy importante en el campo antes de la llegada masiva de los tractores, y pesebres para las ovejas.
Interior de la Tinada de Hazadillas, antigua casa de labor visitable en las Lagunas de Ruidera / J. Jurado
La Tinada está incluida en las visitas guiadas que se pueden concertar con empresas en el parque o solicitando la llave. Lo que no tiene por ahora es un cartel que explique lo que hay en el interior, aunque la ruta de los Miradores pasa por la puerta.
Como en Ruidera todo se aprovecha, le han dado un nuevo uso a la Tinada implicándola en la recuperación de la lechuza común, un ave rapaz «a la que no se presta la suficiente atención», en opinión de Mosqueda, que está casi desaparecida de las Lagunas.
“En el proyecto de las lechuzas colabora el centro de recuperación de fauna salvaje de El Chaparrillo en Ciudad Real. Ellos tienen allí ejemplares irrecuperables pero que crían pollos, nos han cedido algunos juveniles que hemos soltado en los últimos meses. En la Tinada hemos colocado unas cajas nido por si vuelven o quieren criar”, dice Mosqueda.
En otra parte de la finca han instalado un ‘hacking’, cajones con unas pequeñas aberturas en los que se introduce a pollos nacidos en El Chaparrillo a los que se alimenta a diario sin que vean quién lo hace, como si fueran sus padres. A los cincuenta días más o menos, cuando los pollos están completamente desarrollados, se disminuye ligeramente la cantidad de alimentos, hasta que puedan volar solos.
“Las rapaces tienen una cosa que es la filopatria, muchas vuelven al lugar en el que nacieron o a los alrededores, si salen volando aquí parece lógico que vuelvan al refugio de Hazadillas”.
La lechuza común, hace no tanto habitual en graneros y establos está desapareciendo de todos los pueblos de España por el declive de la agricultura, “reparamos poco en ella pero es una especie amenazada”, subraya el director del parque natural.
La vieja casa de labranza se mantiene mínimamente arreglada para las visitas. Con frecuencia se hacen pequeñas reparaciones para asegurar la techumbre, típica de los porches manchegos, y conservarla. “El tejado nos da más problemas, como está abierta [no hay ventanas, aunque el acceso principal está cerrado con llave], ginetas y garduñas nos levantan las tejas en busca de abejas y tenemos que reponerlas de cuando en cuando”.
Hazadillas y Era Vieja, una finca que el Gobierno de Castilla-La Mancha compró en 1995 y se declaró refugio de fauna en 1998 tiene consideración de zona sensible, un poco por debajo de un parque natural, al que está integrado en parte.
Las Lagunillas este abril de 2025, con la restauración ejecutada al 80% / J. Jurado
El refugio, solo abierto al público en un tramo por el que pasan algunas sendas o en la Tinada de Hazadillas, supone una representación muy interesante de diversos hábitats protegidos con sus correspondientes especies asociadas. Entre estos hábitats se incluyen sabinares albares, enebrales arborescentes, encinares, comunidades herbáceas higrófilas mediterráneas, robledales ibéricos, alamedas, olmedas y saucedas y aguas oligomesotróficas calcáreas con vegetación de zonas pantanosas como la masiega.
Gato montés pero no lince ibérico, todavía
Ligados a estos hábitats, en el refugio de fauna existe toda una comunidad animal en la que podemos encontrar especies amenazadas como el águila real, águila imperial ibérica, aguilucho lagunero, gato montés, tejón, gineta, garduña, topillo de cabrera, junto a diversas especies de murciélagos, insectos, anfibios, reptiles y ungulados como el ciervo, la cabra montesa, el corzo y el jabalí. Lo que no se ha visto en Ruidera todavía es lince ibérico.
El corazón del refugio lo forma la cañada de las Hazadillas, valle de origen fluvial que desemboca en la laguna Colgada. Es en este valle se ubican las Lagunillas renaturalizadas o en proceso con estos fondos europeos, que visarán después inspectores de la UE.
El director de las Lagunas recomienda “paciencia y silencio” para disfrutar de la zona accesible del refugio, una parte muy importante de las mejores sendas por Ruidera. Toda la información se puede obtener en el centro de visitantes, en el antiguo albergue Alonso Quijano.
Demolición de las grandes ruinas del parque
En paralelo a la restauración ambiental de las Hazadillas el parque prepara el trabajo burocrático para acometer la demolición del viejo hotel Gran Prior, enorme ruina que se abandonó en los años sesenta y forma parte desde hace medio siglo del paisaje del parque. La demolición y el tratamiento del amianto y otros materiales peligrosos costará unos 800.000 euros, incluida la demolición de la antigua granja de perdices o la casa de los pescadores. Demoler el hotel incluye “una restauración ambiental completa de adecuación de toda esa parcela”. Este proyecto se hará después del verano.
Laguna la Lengua, con aguas más azul turquesa que el año pasado este mes de abril en Ruidera / J. Jurado
Las 15 Lagunas de Ruidera, el oasis casi irreal de La Mancha
El parque natural de las Lagunas de Ruidera está formado por un complejo sistema lagunar de quince lagunas, que a lo largo de 30 kilómetros constituyen el valle del Alto Guadiana y en su parte más alta el lugar de nacimiento del río Guadiana.
Ruidera es uno de los parajes naturales más sorprendentes de España, un lugar de gran valor paisajístico. Las quince lagunas se rebosan e inundan unas a otras formando cascadas y saltos debido a formaciones geológicas como las barreras travertínicas, el rasgo más característico de este parque natural, tal y como lo describe la Junta en la página web sobre espacios naturales.
Las lagunas albergan una sorprendente riqueza biológica con gran diversidad de especies animales y plantas, montes de encinares y sabinares, sotos, arboledas de álamos y vegetación palustre como la masiega o la enea. Suponen una nota de frescor y casi de irrealidad en La Mancha llana y seca.
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