En el corazón del salón, los asistentes encontraron la “Estrella del Vino de los Premios Bombo”, una instalación central que agrupaba más de 100 vinos del prestigioso certamen regional organizado por la Hermandad de San Isidro. Distribuidos por categorías, los caldos podían degustarse de forma libre mediante un ticket de entrada a un precio simbólico de 6 euros, lo que permitió a muchos iniciarse o profundizar en el conocimiento de los vinos manchegos.

Además de las referencias presentadas al concurso, las bodegas asistentes aprovecharon la ocasión para exhibir otros vinos fuera de competición, demostrando así la riqueza y diversidad de la vitivinicultura regional. La exposición de todas las botellas premiadas en un espacio destacado del recinto reforzó el objetivo del festival: visibilizar y dignificar el trabajo de las bodegas y cooperativas.

María Victoria Jiménez Quevedo, presidenta de la Asociación de Catadores de Castilla-La Mancha, destacó que el festival “viene a dar mayor entidad al concurso Premios Bombo y a acercar sus resultados al consumidor final, permitiéndole ver, catar y recordar cada vino premiado”. Subrayó también el valor del encuentro para los propios productores, que “pueden comparar elaboraciones, mejorar la calidad y compartir experiencias con otros profesionales del sector”.

El evento sirvió también de punto de encuentro entre el mundo del vino y las instituciones locales. La entrega de los premios Gran Bombo de Oro, Bombo de Oro y Bombo de Plata tuvo lugar en el Ayuntamiento de Tomelloso y contó con la asistencia del alcalde Javier Navarro, así como de varios miembros del equipo de gobierno, entre ellos Manuel Marquina, concejal de Festejos, Rocío Valentín, responsable de Promoción Económica y Turismo, y Elena Villahermosa, concejala de Asuntos Sociales. Todos ellos quisieron mostrar su respaldo a esta iniciativa que refuerza el papel de Tomelloso como capital vitivinícola de Castilla-La Mancha.