Cuando el pasado domingo,
Dia del Señor, una parte de los españoles buscaba la explicación de una
debacle de puntuación para Melody, que al parecer es de interés nacional, en
muchos puntos de España se aprovechaba el fin de semana para celebrar las
fiestas en honor a San Isidro, patrón de muchos pueblos españoles. Pero en
Roma, estaba aconteciendo un hecho histórico, la presentación de nuestro
querido papa León. XIV al mundo, a través, de casi las 200 delegaciones que
habían llegado de todas las partes de la tierra, para la misa inicio de su
pontificado. Todas las miradas estaban puestas en su Santidad, en sus gestos,
pero sobre todo en sus palabras. Ya que serían estas, sus palabras, las que nos
hablarían de como seria su pontificado en los próximos años, nos hablarían de
como será la ruta que nos guie a todos aquellos, que nos consideramos
católicos, creyentes y practicantes Ahí queda eso. Todos los medios
congregados, las 150.000 personas que abarrotaban la plaza de San Pedro, y a
aquellos que seguíamos la ceremonia por televisión, esperando encontrar una
respuesta que nos justificase ese AMOR del Padre, por el que tanto nos queda
por descubrir, pero que nos guiase en nuestro camino.
Nos habló de la unidad de
la iglesia, del compromiso, y responsabilidad que tenemos como creyentes, de
amar a nuestro prójimo. Y por supuesto no podían faltar en sus palabras las
referencias a la LUZ y al ESPIRUTU SANTO, para que nos den fuerzas que
necesitamos, en la lucha de nuestras adversidades, que cada día nos van
surgiendo.
Pero entre todos esos
pilares que fue desgranando, me quede con una frase, que con posterioridad
meditaría, el sentido de la misma.
“Fui elegido sin tener ningún mérito-.”
En ese momento de introspección me pareció un
mensaje tan humilde y cercano, que no tuve por menos que decir, -Dios mío, si
nuestro Santo Padre, no se ve con méritos suficientes, ¿Qué merito tenemos
nosotros cada día, para sentirnos agraciados con su fe y fortaleza? Señor, si
vivimos en una sociedad, que nos avalan nuestros méritos, si desde pequeños,
crecemos con la idea, de engrandecer nuestro “currículum vitae”, porque eso
significara que estaremos preparados para afrontar la vida, con la insignia” y
yo más”. Donde se queda esa parte de humildad, de compromiso, de mi trabajo en
el día a día por el amor al prójimo. Ya lo hemos visto, nuestro Santo Padre se
ha despojado, se nos ha presentado con su vocación misionera, para que nos
demos cuenta, de que nuestra misión empieza por la entrega desde nosotros
mismos.
Prepárate, quítate las máscaras que no te hacen amar a tu prójimo, o
aquellas que te hacen ver que con lo que haces es suficiente, porque el Cristo
Resucitado quiere ver tus méritos con la sencillez y humildad, con la que
nuestro Santo Padre se nos presentó el domingo.
Gloria a Dios porque Jesucristo ha resucitado, y si así lo crees, es porque En verdad ha Resucitado.
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Lunes, 19 de Mayo del 2025
Martes, 20 de Mayo del 2025