Conocí a Miguel un verano a mitad de los años setenta; fue
en la huerta de Carmela Piqueras donde celebrábamos en los meses estivales las
llamadas Semanas, unos días de convivencia durante los cuales tratábamos
temas relacionados con el amanecer a la
Fe. El equipo responsable lo formábamos Carmela, Tere y Maruja Morales, quien
escribe…y los sacerdotes Lorenzo Trujillo y D. Rafael Pérez Piñero
recientemente fallecido.
Cada semana invitábamos a un sacerdote para presidir la
Eucaristía y departir otros momentos.
Uno de ellos fue Miguel. Estaba destinado en Santa Cruz de
Mudela tras haber acabado los estudios de dos licenciaturas en Roma durante el
Concilio.
Un destino que no me cuadraba pues normalmente los
sacerdotes que ampliaban estudios lo hacían para impartir clases en el
Seminario.
Después supe que Miguel era considerado entonces como un
cura contestatario que chocaba con la línea pastoral diocesana.
Pasados los años ya prejubilado volví a disfrutar de su buen
hacer, esta vez en el obispado. Su capacidad de análisis, su claridad en la
resolución de cuestiones de distinta índole, su severidad ante temas dudosos y
su humildad y afabilidad en el trato, su radicalidad evangélica, su coherencia,
su vida marcada por la opción por la austeridad hicieron que lo tuviera como un
ejemplo a seguir
Miguel vivía el Evangelio de una manera admirable, quizá por
eso no fuera comprendido en algunas
ocasiones.
La pasada noche Miguel ha marchado a la Casa del Padre. A
estas horas estará celebrando y recogiendo su fidelidad como cristiano y sacerdote.
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Sábado, 21 de Junio del 2025