Apenas han pasado horas desde que se hiciera público el acuerdo entre la Unión Europea y Estados Unidos. Como primera idea, más que un acuerdo, desde UPA lo vemos como una imposición. Que un presidente de Estados Unidos se quede tranquilo jugando al golf, mientras la presidenta de la Comisión Europea tenga que desplazarse hasta donde está él para tratar de negociar un acuerdo, ya empieza mal la cosa. No es necesario ser analista político para entenderlo.
A partir de ahí, otra imposición: el 0% por parte de la Unión Europea frente al 15% que impone Estados Unidos. En la agricultura y el sector agrario, los agricultores y ganaderos sufrimos en primera persona desde hace años las consecuencias de las guerras comerciales. Si a ello le unimos el recorte del fondo del plan financiero plurianual que ha presentado la Unión Europea, en el cual hay una reducción de las ayudas de la PAC, la gota que colma el vaso.
Ni siquiera aprovechando, como muchas veces nos hace creer la Comisión Europea, un sector estratégico para Castilla-La Mancha como es el vino. Es cierto, así queda patente en los datos, que el porcentaje de exportación a Estados Unidos es muy bajo, pero no hay que menospreciar cómo nos va a afectar de manera indirecta, por ejemplo la compra de vino que dejarán de hacer Francia o Italia para sus exportaciones, tanto en valor como en volumen. Si les afecta a ellos, repercutirá en las ventas de los viticultores españoles.
Con lo cual, las reuniones en campos de golf y los acuerdos terminan por recaer de manera drástica en el sector agrario. Eso sin mencionar que el acuerdo es al gusto de Alemania, puesto que hay exenciones para algunos sectores de la Unión Europea que no van a tener ningún tipo de imposición arancelaria y casualmente les benefician, mostrando que anteponen los intereses alemanes frente al resto de los países de Europa.
Desde UPA lo hemos dicho muchas veces y lo recalcamos, exigimos un plan de apoyo hacia el sector. No solo frente a Estados Unidos, también debemos protegernos de la competencia desleal de acuerdos de la Unión Europea, puesto que el sector agrario aguanta importaciones de productos de terceros países a la Unión Europea con distintas reglas del juego.
Como sector estratégico que somos en España y en Castilla-La Mancha, no vamos a renunciar al mercado estadounidense; mercado estratégico y consumidor tanto de aceite como de nuestros vinos, sectores que representan 400.000 hectáreas de viñedo y otras tantas de olivar. Por lo tanto, desde UPA creemos prioritario, y así se lo hemos pedido a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que lo traslade al Ministerio, y del Ministerio a la Comisión Europea. Necesitamos la excepcionalidad para el aceite y el vino por la importancia social y económica que tienen para nuestra región y para el sector agrario europeo.
Finalmente, en este acuerdo de los campos de golf, hay una cláusula adicional con un incremento del gasto en defensa. Es decir, esa amenaza de Trump a los países de la OTAN de incrementar el presupuesto en defensa, ahora se agrava más porque hay que comprarle a Estados Unidos el armamento. En otras palabras: "Os pido incremento de gasto presupuestario en defensa y encima me lo compráis a mí". Esto, por supuesto, con la moneda de cambio de siempre: agricultores y ganaderos.
No es un acuerdo beneficioso.
Europa no puede ceder su peso específico ante las amenazas de Trump; Europa y el sector agrario se merecen un respeto hacia la labor que desempeñan agricultura y ganadería por la fijación de empleo, por el carácter social y el peso económico que tiene en muchas regiones como la nuestra.
En definitiva, la imposición de un mal acuerdo.
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