Opinión

Bruselas quiere desmantelar la soberanía alimentaria: el plan europeo que nadie te contó

Artículo del presidente de ASAJA Castilla-La Mancha, José María Fresneda

José María Fresneda | Jueves, 31 de Julio del 2025
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Las dos últimas puñaladas al campo, la reforma de la PAC y los aranceles, son ataques directos al estómago del consumidor. Los responsables públicos están llamando a la puerta para desmantelar nuestra soberanía alimentaria. En lugar de fortalecer nuestro tejido productivo, están aumentando la dependencia del exterior y, al final, terminaremos poniendo en la mesa comida de dudosa calidad y procedencia.

La nueva Comisión Europea nos ha estado engañando a todos cuando dijo que miraría más por los intereses de agricultores y ganaderos. Bruselas ha traicionado al campo. Ha hecho lo que la clase política está acostumbrada a hacer: comprometerse y no cumplir. Así es su escuela, con chantaje emocional a un sector desesperado como es la agricultura y la ganadería. Y, si presionas un poquito, te lanzo un guiño si me votas.

Basta con echar la vista atrás. En medio de las protestas de los agricultores europeos, en febrero de 2024, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaba que aparcaba la normativa de reducción de pesticidas bajo la presión de las movilizaciones. Un caramelito. Pero aún iba más allá y, ese mismo día en el pleno del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, decía que “los problemas se han intensificado en los últimos años, nuestros agricultores merecen ser escuchados” e, incluso, abría la puerta a nuevos subsidios para el campo. [El País. (2024, febrero). Von der Leyen aparca la reducción de pesticidas tras la protesta del campo y plantea más ayudas].

Meses atrás, en diciembre de 2023, en unas jornadas agroalimentarias que la Comisión Europea celebraba en Bruselas, esta mujer aseguraba que “tenemos que encontrar un nuevo consenso sobre el futuro de la agricultura y nuestro sistema alimentario, un futuro que salvaguarde los ingresos para los agricultores, al tiempo que mantiene vibrantes las áreas rurales, garantice un suministro estable de alimentos y contribuya a nuestro objetivo climático”. [Agroinformación. (2023, diciembre). Europa empieza a asumir que algo debe cambiar: la presidenta de la CE aboga por encontrar un nuevo consenso sobre el futuro de la agricultura].

En julio de 2024 era reelegida presidenta de la Comisión Europea y, desde entonces, ha dejado de escuchar a los agricultores, ha olvidado salvaguardar sus ingresos y ha hecho todo lo contrario a garantizar un suministro estable de alimentos.

Empezamos por la nueva PAC y la propuesta de presupuestos (Marco Financiero Plurianual, MFP) para el periodo 2028-2034 presentada hace quince días por la Comisión Europea.

Los fondos asignados a la PAC pasan a integrarse en un fondo común junto con recursos procedentes de otras partidas presupuestarias. Esto implica que los recursos destinados a la PAC dejan de estar garantizados. Además, resulta difícil realizar una estimación precisa del alcance del recorte, pero con los pocos datos actualmente disponibles, ya se puede prever una reducción mínima del 20 %, a la que habrá que añadir la inflación para conocer el impacto real.

A ello hay que sumar el gran cambio propuesto por la Comisión: parte del presupuesto se asigna a los planes nacionales, un sobre nacional por Estado Miembro, donde se ubicarán las medidas de la PAC. 

Por tanto, ni escuchó a los agricultores europeos, que incluso se manifestaban en Bruselas dos días antes de la presentación para mostrar el rechazo frontal a sus intenciones, entre ellos ASAJA, ni ha salvaguardado sus ingresos. Y esto no acaba ahí, el nuevo escenario de negociaciones que se presenta es aún más complejo.

A diferencia de reformas anteriores, aunque siempre se haya discutido en paralelo MFP y reforma de la PAC, nunca han estado tan interrelacionadas ambas discusiones. Nos encontramos con nuevos reglamentos que no solo afectan al sector agrario. Así pues, en el grupo de trabajo del reglamento de planes nacionales, las negociaciones y la interlocución correrá a cargo del Ministerio de Hacienda.

Y, en el caso de que los planes nacionales saliesen adelante, tal como ha indicado el Ministerio de Agricultura, las medidas y la capacidad de dotar adecuadamente el sector agrario van a depender de las negociaciones que haga Hacienda.

En consecuencia, la propuesta de la Comisión implica, ni más ni menos, la desaparición de la PAC tal como la conocíamos. Y que conste, esta medida perjudicará no solo a agricultores y ganaderos, sino también al conjunto de la sociedad.

Vamos ahora con los aranceles. El Ejecutivo europeo presume de haber evitado un desastre mayor, al alejarse del 30% de aranceles con el que amenazaba Trump, pero lo cierto es que ha terminado por aceptar una barrera comercial del 15% y sin reciprocidad respecto a productos estadounidenses.

El fatal acuerdo establece también exenciones específicas para sectores estratégicos como los productos farmacéuticos, semiconductores, maderas, químicos y recursos naturales, aunque todavía están por determinar los productos concretos exentos de este arancel. Paralelamente, se ha negociado una lista de productos sujetos a un esquema “0 por 0”, aún por concretar, en la que se han incluido aeronaves y componentes. El acuerdo encajará perfectamente con los intereses de algunos, pero ignora por completo al sector agrario y ganadero. 

Respecto al sector agroalimentario, productos como el aceite de soja, los frutos secos, el cacao, el ketchup o las galletas serán objeto de negociaciones específicas para fijar contingentes. También se mantienen abiertas las discusiones en materia de fitosanitarios.

Usar la alimentación como arma en una guerra comercial es inaceptable. ¿Qué va a pasar con productos como el aceite de oliva, el queso y el vino, tan importantes para España y, particularmente, para Castilla-La Mancha? En un mundo globalizado no sólo cuentan las exportaciones directas a EEUU, sino también las que se realizan a otros países proveedores que abastecen a ese mercado.

La Unión Europea se compromete mucho porque no son ellos quienes van a pagar los daños que esto ocasionará. Ni los agricultores ni los consumidores tienen dónde repercutir las consecuencias de lo que esto va a suponer. A la Unión Europea le falta mucho liderazgo, va como pollo sin cabeza, no sabe defendernos. 

Mientras a la clase política y a ese colegio de comisarios, donde se sientan distintos políticos designados como resultado del consenso entre los grandes partidos en la Unión Europea, no les cuesten esos acuerdos y anuncios, van a seguir haciendo lo que les venga en gana. Es el mayor de los fraudes, se comprometen, lo incumplen y encima se justifican.

Una forma de hacer política que no debemos permitir. Está en juego la alimentación. Cuando engañas, te tienes que ir. Si no cumples con lo que te comprometes, te tienes que ir porque ya no eres fiable… y no me hables de las circunstancias.

Así las cosas, lo único que puedo asegurar es que ASAJA va a defender por tierra mar y aire a los agricultores y ganaderos, así como a la soberanía alimentaria. Podemos creer que tenemos tiempo para negociar, podemos tener la batería puesta para salir a la calle… pero, sobre todo, vamos a trabajar para dar la vuelta a la propuesta de la Comisión Europea, porque nos sentimos engañados. ¿Alguien puede imaginar que los tribunales aceptarían una vulneración tan salvaje de los derechos de los agricultores y los ganaderos y, por ende, de los consumidores? Yo creo que no.






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