Andar, marchar, correr, un ejercicio saludable que desde hace ya
bastantes años se ha convertido en el deporte más practicado, pues mover
las piernas durante al menos media hora puede considerarse como tal y
no digamos ya quienes se machacan en los gimnasios
a diario...esos templos dedicados a la devoción por el físico, lo cual
es bueno, siempre que la cosa no llegue a convertirse en herejía.
Personas de edades avanzadas que madrugan para cumplir cuanto antes con
el objetivo diario, solas o en compañía de alguna otra, lo cual nos
podría llevar a tratar sobre el manido tema de "dime con quien
andas"...no en esas vías verdes que proliferan en muchas
de nuestras localidades, sino en otras por las que confieso me da mucho
miedo transitar por si acaso se encuentran incendiadas. Mejor tratar
sobre el cómo y no pasar de ahí.
Dime cómo andas…que cada cual tenemos un andar personal e
intransferible, como huella exclusiva de nuestro paso por esta vida.
Porque han sido las huellas las que nos han permitido saber la identidad
de los seres vivos ya extinguidos y de nuestros antepasados,
que homos sapiens primitivos andaban siempre descalzos dejando así sus
marcas como un ancestral carnet de identidad gracias al cual podemos hoy
reconocerlos. Unas huellas pedestres que desde hace doce siglos se
encuentran escondidas en la mayor parte de nuestro
planeta tras otras mucho más impersonales, las suelas de los zapatos.
Dime cómo andas…y sabré cómo eres, que los andares demuestran la forma
de ser de cada uno; es la teoría que practicaba el director general de
recursos humanos de una gran empresa en la cual trabajé casi treinta
años; el sujeto en cuestión comenzó siendo botones
en esa entidad financiera y llegó a ser, subrayo, director general de
personal. Su despacho era muy alargado; su mesa se encontraba al fondo;
pues bien, se jactaba de saber cómo era la persona a entrevistar antes
de cruzar palabra, que sus andares lo habían
ya identificado.
Los y las hay que antes de dar el primer paso, adelantan la otra pierna
tanteando el escenario, temerosos o temerosas de que algún imprevisto
los o las haga saltar en mil pedazos; son quienes antes de tomar alguna
decisión, piensan y piensan como si no quisieran
llegar a ningún lado.
Existen sin embargo quienes caminan tan deprisa que nunca tienen en el
suelo ambos zapatos, aquellas personas que parecen van a solucionar
algún desaguisado de manera diaria y permanente, gente decidida que
encuentra soluciones hasta en los problemas que no
existen; también quienes caminan dando saltos…cual infancia prolongada
en aquellos años cuando saltábamos las vallas y paredes o nos metíamos
en charcos…
Maneras de andar, formas de ser…que los años se encargan de igualar con
esas plantillas que procura la serenidad de la experiencia, la falta de
fuerzas, suplidas con bastones, muletas y cayados, que bueno está
mientras podamos andar siquiera un par de pasos.