“Vivimos mientras nos renovamos, poniendo amor y no artilugios, con la honestidad como desvelo y la entrega como afán; pues tampoco, se concibe un desarrollo sin responsabilidad, valores y conciencia. En el fondo, uno ama, porque antes se quiere asimismo”.
La vida nos ha sido donada
para vivirla como un deber, no para atormentarla; esto nos exige que trabajemos
el reencuentro con nosotros mismos junto a los demás, para sanamente celebrar
los místicos sueños, que nacen de tener una actitud humana hacia nuestros
análogos, despojados de vicios y vacíos mundanos. Ojalá aprendamos a
reprendernos con espíritu creativo, haciendo autocrítica y no con modelos de
vida ilusorios, donde no hay espacio para pensar, lo que contribuye en gran
medida a un uso distorsionado de medios en sí potencialmente buenos, como las
redes sociales, pero enfermizos, cuando se convierten en vehículo de mensajes
engañosos. Precisamente, por eso es vital la escucha interior, porque precisamos
redescubrirnos y ver lo que anida en el corazón de cada caminante.
Indudablemente, en cada uno
de nosotros radica el manantial de la vida, que es corto y debemos apresurarnos
a gozar de él, aunque nos produzca cansancio; pero siempre será muy
gratificante el esfuerzo, ya que tras la caída, siempre surge un nuevo aliento
para levantarnos. Bajo este aprendizaje viviente, hasta conseguir la cátedra de
la vida, habrá lágrimas, pero también sonrisas. Es fundamental, por tanto, compartir
lecciones aprendidas, que son oportunidades para sobrevivir. Ahora toca
desarmarse y armarse de paciencia, para lograr un mundo más justo y libre,
asegurando la innovación y el uso responsable de los avances en la ciencia y en
la tecnología, manteniendo el control humano sobre los aparatos y la
inteligencia artificial, poniendo más corazón en los lenguajes.
Vivimos mientras nos
renovamos, poniendo amor y no artilugios, con la honestidad como desvelo y la
entrega como afán; pues tampoco, se concibe un desarrollo sin responsabilidad,
valores y conciencia. En el fondo, uno ama, porque antes se quiere asimismo. Lo
mismo ocurre a la hora de afrontar los desafíos, se requiere una revitalización
de la pasión anímica. De lo contrario, todo se desmorona en un aluvión de
inhumanidades, que nos impiden ir hacia adelante, porque tan solo una
existencia donada merece ser vivida. Desde luego, en ese desvivirse por vivir,
cultivar la belleza es alentador, pero no con modelos estéticos efímeros y
masificadores, más ligados a criterios hedonistas, comerciales y publicitarios,
que al desarrollo integral de las personas.
El conocimiento de lo que nos
embellece es el verdadero horizonte de la verdad y de la bondad, el primer
peldaño o estado moral, para la comprensión de las cosas que son buenas. No
olvidemos que somos criaturas frágiles y que los errores van con nosotros; de
ahí, lo importante que es resurgir, pasar página, levantarse y ponerse en pie,
para colmarnos de esperanza, que es lo que asegura nuestro angelical coraje. Lo
admirable es que la ciudadanía, toda en su conjunto y cada cual desde su
quehacer cotidiano, continúe luchando y creando hermosura en medio de un mundo
sanguinario y rencoroso. La perspectiva de lo bello con su visión inmaculada, no
sólo nos emociona, también nos eleva la mente a nobles aspiraciones. ¡En lugar
de armas, activemos poesía en el alma!; ganaremos quietud.
La tarea no es fácil, pero
tampoco imposible. Hay que acercar posiciones a golpe de bajarse y de
desprenderse de lo mundano, para llegar al florecimiento de la virtud,
engalanada de evidencia. Reconstruyámonos, entonces, desde la escucha generosa
y el diálogo. Estoy seguro que se aminorarán las tensiones y los peligros
intensificados con los artefactos. A propósito, nos alegra que las Naciones
Unidas no cesen de celebrar los esfuerzos y la participación de una serie de
agentes que contribuyen a un mañana más seguro y pacífico a través de
actividades de desarme, control de armamentos y no proliferación. Sumarse a este
honesto brindis humanitario, con el don del idílico talento y con hogareño talante,
es una armónica sintonía de unión y unidad, que nos realza como humanidad.
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Lunes, 27 de Octubre del 2025
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