Versos dedicados al vino y a los hombres y mujeres que faenaron en el campo, en las cuevas y en las bodegas y que han dejado un inconfundible aroma de tradición y apego a las raícesd entre todos los asistentes. El racimo aquí madurado sin tregua por el calor del torrido verano se transfigura en los jaraíces, pisado, prensado y molturado, obteniendo un jugo altamente deseado por los mejores paladares. Los jaraíces aferrados a las cuevas centenarias, soterradas ellas en el subsuelo, forjadas cuando aún son tosca de piedra, guardan el tesoro de las viñas; un elixir blanco, rosado y tinto madurado en la árida estepa, en vides ancladas a la tierra, anudadas al sol y al agua que del cielo mana. 

El presidente del Barrio de Maternidad, Antonio Ligero, ha destacado la brillantez de un recital “celebrado en una cueva emblemática de nuestra ciudad, donde literatura, tradición, historia y vino se han fundido en buena armonía. Además, hemos contado con una buena presencia de público y creo que la gente ha disfrutado”.