Tomelloso

Beat Wines celebra su primer Solete Repsol con sabor a vino, cultura y comunidad

El proyecto tomellosero cumple cinco años convertido en un referente del vino de autor, la creatividad y el buen hacer

Francisco Navarro y Carlos Moreno | Miércoles, 3 de Diciembre del 2025
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En el corazón de Tomelloso, la capital del vino, Beat Wines celebra su quinto aniversario con un reconocimiento que sabe a gloria, nada menos que un Solete Repsol. La distinción, que la Guía Repsol otorga a lugares “asequibles, donde prima la calidad y el buen hacer”, ha iluminado estos días el escaparate de este espacio único donde el vino, la cultura y la amistad se mezclan con naturalidad.

Nos reciben en el flamante Saloncito, un nuevo espacio acogedor, íntimo y perfecto para disfrutar estas fechas. Nuria Moya, cara visible del proyecto, confiesa que el galardón ha sido “una alegría inmensa”. Explica que el camino de Beat Wines “ha estado lleno de trabajo, ilusión y entusiasmo”, y que este premio “reconoce un esfuerzo compartido y nos impulsa a dar más todavía”.

El Solete, recuerda, distingue aquellos lugares “con una esencia única, que ofrecen un producto de calidad y donde el ambiente es cercano”. Justo eso es Beat Wines, nacido en diciembre de 2020 como tienda especializada y ampliado en 2022 con la apertura del Wine Bar, un espacio que respira personalidad y cercanía.

“Rock and roll en botella”

Desde su origen, el propósito de Beat Wines ha sido claro, dar voz a los vinos de autor, a esos pequeños viticultores que, en palabras de Moya, “merecen ser conocidos y valorados”. En su local conviven referencias locales con etiquetas internacionales que llegan en exclusiva a Tomelloso. “Traer vinos del mundo nos ayuda también a valorar más los nuestros”, afirma Nuria.

La formación ha sido clave en ese camino. Moya, diplomada en Turismo y con experiencia en hostelería, decidió dar un paso más y se formó en dos cursos de Enología y obtuvo el título de Sumiller Profesional, una preparación que le permite ofrecer “un trato más cercano, más técnico, pero siempre accesible”.

El equipo, formado íntegramente por mujeres, refleja el espíritu inquieto de la casa. Carol Martín de la Torre, llegada desde Jaén, siguió un recorrido similar. “Yo vine sin saber nada de vinos”, confiesa con una sonrisa. Arqueóloga de carrera, gracias a su paso por la formación dual en turismo y al acompañamiento del equipo de Beat Wines, hoy presume de haber completado el WSET II, una acreditación internacional sobre vinos del mundo. “He aprendido a valorar los vinos de fuera y, sobre todo, a entender los nuestros”, resume.

También Arantxa Martínez, tanatóloga, tomellosera y última en incorporarse, halló en Beat Wines un espacio donde reinventarse. “Aquí no somos simples camareras, somos parte de una familia que nos deja innovar y aprender cada día”.

Cultura, vino y comunidad

Beat Wines ha logrado algo que pocos locales consiguen, convertirse en un punto de encuentro cultural. “Creemos que hacer vino es cultura”, afirma Moya, y por eso el local acoge exposiciones, presentaciones literarias, conciertos y hasta un flea market cultural. Buena parte de esta efervescencia se debe a la poeta Ágata Navalón, que inspiró iniciativas como ese singular “mercado de pulgas” y el Micro Abierto, donde cada mes músicos, poetas y narradores locales encuentran su espacio.

El lema de Beat Wines lo dice todo, “rock and roll en botella”, una declaración de intenciones que trasciende el vino y se aplica a su modo de entender la vida, romper moldes, apoyar a la gente joven y apostar por proyectos valientes.

Elías, el alma del proyecto

Aunque estos días se encuentra en Argentina embotellando vinos, Elías López Montero, el “wine hunter” de Beat Wines, es el motor silencioso de la iniciativa. Fue quien sembró la semilla del proyecto y mantiene su espíritu, seleccionar con mimo vinos que representen una filosofía propia. “Él es nuestro cazador de vinos”, explica Moya, “y cada etiqueta pasa por su examen antes de llegar al cliente”.

Democratizar el vino

En Beat Wines se bebe sin solemnidades. Su estética —inspirada en la mítica Sala Beat de Tomelloso— y su ambiente musical buscan “sacar el vino de ese escenario serio” y acercarlo a todos. “Queremos que la gente pierda el miedo a entrar a un bar de vinos”, dice Nuria. “Aquí no hay vocabulario difícil ni juicios, hay disfrute y curiosidad”.

Las catas son una prolongación natural de ese espíritu. Las organizan con lenguaje accesible y temáticas viajeras —de Oporto a Alemania—, adaptadas a cada grupo o empresa. “Son experiencias que enganchan, porque la gente aprende sin darse cuenta”, comenta Carol.

Una familia con copa en mano

Hoy, Beat Wines es mucho más que un bar, es una comunidad fiel que acompaña cada paso. “Nuestra familia Beat Wines es lo más valioso que tenemos”, asegura Moya. “Son quienes confían, quienes vienen, quienes invierten su sábado o su domingo con nosotros”.

Y la fiesta no se detiene. Con el quinto aniversario a las puertas, el equipo prepara una programación especial: el lanzamiento del Blue Wine —vino caliente al estilo europeo—, el último micro abierto del año, la cena del club Verum Beat Wines, la exposición del artista Pepe Carretero, y las esperadas fiestas del 24 y 31 de diciembre, donde “la calle se llena de música, gente bailando y copas alzadas”.

Beat Wines celebra así cinco años de brindar por la vida, el arte y la amistad. Y lo hace, como siempre, a su manera, con rock, vino y corazón.

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