La calle de Lautica es una recoleta vía peatonal del centro
de Tomelloso donde se asentaba (todavía lo hace) el mítico local de Felipe
Ramírez que bajó las persianas durante la pandemia. Con el nombre oficial de
Hermandad de Donantes de Sangre, la rúa respira desde hace unas semanas arte, y
no poco. Lucía Martínez y Roberto Carretero (Gobi) se han
instalado frente a frente sin planearlo. Fue, dicen, el azar quien los llevó
hasta allí; claramente el destino tiene buen gusto. En cuestión de semanas, Donantes
de Sangre se ha transformado en un pequeño hervidero creativo que sus vecinos
ya llaman “la calle del arte”.
“El azar nos puso
uno frente al otro”
Ninguno de los dos sabía que acabaría siendo vecino del
otro. “Nos conocíamos, sí, de vernos por ahí, pero no teníamos contacto
directo”, nos cuentan Desde entonces, apuntan entre risas, barren, riegan la
calle, toman el pan y se saludan entre lienzos y pinceles.
Gobi sonríe cuando dice que ahora “hasta las puertas las
dejamos entornadas para vernos”. Y Lucía, que no pierde la ironía manchega,
sentencia: “antes era la calle de Lauticia, ahora será la calle del arte”.
Dos espacios, dos mundos
Cada uno ha montado su refugio artístico con
personalidad propia. Gobi ha abierto un espacio de exposición,
muestra y venta. Lucía, en cambio, ha convertido su local en un taller
vivo, donde imparte cursos de acuarela y dibujo al natural, “es mi taller,
pero también mi galería. Aquí se puede ver cómo trabajo y también llevarse una
obra”.
El encuentro ha generado una química inesperada.
“Desde que estamos uno frente al otro ha habido una cercanía brutal”,
confiesan. Incluso barajan “sacar el arte a la calle” con actividades conjuntas
en la futura Semana del Arte que maquinan crear.
“Somos distintos, pero eso suma”
Mientras Lucía se inclina por el realismo y el
costumbrismo, Gobi trabaja con texturas, manchas y muros, más
matérico que figurativo.
“Si fuésemos iguales, habría rivalidad. Pero siendo
distintos hay sitio para los dos”, aseguran. El intercambio entre ambos va más allá de lo estético: cuando alguien visita el
estudio de uno, el otro le recomienda cruzar la calle. “Hay sinergia entre
nosotros y entre el público”, defienden los dos creadores.
De la raíz y el muro
Lucía confiesa que trabaja ahora en una serie de acuarelas
y óleos costumbristas, inspiradas en “la vida diaria, el sol y la gente
paseando”. Lo suyo “es una vuelta a la tierra, a los orígenes, que ahora parece estar
de moda”, explica.
Gobi, por su parte, sigue explorando las huellas del tiempo: “trabajo con la mancha, el desconchón, la superposición. Esas historias que se acumulan en los muros”. “Estoy más matérico que pintor”, apunta. Y luego, con tono reflexivo, añade, “el artista tiene que ser cíclico: dejar cosas, empezar otras, investigar”.
“El arte, El mejor
regalo para Navidad”
La charla termina entre risas y buenos deseos. Lucía propone
que estas fiestas la gente regale arte o experiencias artísticas: “Un
taller, un cuadro… al final hay que alimentar el Atenas de La Mancha”.
Ambos insisten en que al igual que se hace con el comercio
de proximidad, hay que apoyar a los artistas locales, que mantiene vivan
la cultura del Tomelloso.
Un comienzo con vistas al futuro
“Hoy es tu primer día”, le dijo Lucía a Gobi mientras les
hacemos la foto inaugural.
El 9 de diciembre marca para ambos un punto de partida y
una promesa, seguir pintando, creando y compartiendo. Mientras en Tomelloso, nace una
calle del arte que ha venido para quedarse.
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Martes, 9 de Diciembre del 2025
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Miércoles, 10 de Diciembre del 2025
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