Entre la gripe y la inabarcable
agenda de actos de Tomelloso casi no llego a mi cita de esta semana con los
lectores en La Voz en reflexión. Estamos ya a viernes y el artículo aún sin
escribir.
Mi primera idea ha sido
reflexionar sobre la cifra inquietante que ha circulado estos días, diecisiete
de cada cien jóvenes españoles afirman que la última dictadura —esa que no
conocieron— fue mejor que la democracia actual. Pero, como recordó Dionisio
Cañas durante la presentación de la tercera edición de Tomelloso en la frontera
del miedo, conviene no perder la perspectiva ya que cerca del 85% de la
juventud sigue prefiriendo la democracia liberal. Esa mayoría amplia sostiene,
pese a todos los desencantos, el marco de libertades que hace posible
discrepar, expresarse y construir juntos un país mejor. No es poca cosa.
Y ya que hablamos de
estadísticas, otra cifra —más amable— nos atañe directamente, La Voz de
Tomelloso cerró noviembre como el medio más leído de la ciudad por cuarto mes
consecutivo, según la última oleada de OJD, y se sitúa como el 26º de
Castilla-La Mancha. Es una buena noticia, sí. Pero a pesar de que esa
circunstancia sea una alegría, tengo que confesarles —y no es falsa modestia—
que ese no es nuestro objetivo principal.
Por supuesto que encadenar un
cuatrimestre como el diario digital de Tomelloso más seguido por los lectores
es una gran noticia. Y, además, se puede considerar que cuatro meses ya marcan
una tendencia. Además, que mejor para nuestros anunciantes —gracias a los que
podemos levantar la persiana cada mañana— que sus mensajes sean los más vistos.
O que los maravillosos textos de nuestros colaboradores, que no en vano son los
que aportan calidad a La Voz de Tomelloso, sean los más seguidos. Pero sería un
error convertirla en un podio. El periodismo no es una competición; es un
compromiso.
Nuestro fin no es el de entrar en
una competición que se puede ganar o perder por infinitas circunstancias. A
nosotros, a quienes hacemos La Voz, nos mueve especialmente ofrecer a nuestros
lectores un medio de calidad. Sobre todo, intentamos hacer el diario digital
que a nosotros nos gustaría leer. Un medio que respete la inteligencia del
lector, que aplique las preguntas esenciales de este oficio —¿qué?, ¿quién?,
¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué? y ¿cómo?—, que huya del amarillismo, del titular
engañoso y de la publicidad invasiva.
Nos esforzamos en ser rigurosos,
en recoger todas las voces y sensibilidades (aunque no sean de nuestro agrado)
y en tratar a nuestros lectores como personas formadas y con criterio. Tratamos
de alejarnos del amarillismo y defendemos, a capa y espada, a Tomelloso y sus
reivindicaciones. Y, además, nos esforzamos en ofrecer contenido propio:
entrevistas, reportajes…
Por eso, aunque las cifras no son nuestro fin, celebramos lo que representan. Cuatro meses liderando no se explican solos: indican que no lo hacemos tan mal, aunque sigamos siendo nuestros peores críticos. Cada dato de audiencia es, en el fondo, un recordatorio de que ustedes están ahí, decidiendo cada día dedicar unos minutos a lo que publicamos. En un mundo saturado de estímulos, ese gesto tiene un valor enorme.
Por todo ello, este editorial es
también un agradecimiento. A los lectores, a los colaboradores que dan calidad
al proyecto, y a quienes sostienen —con su confianza y su publicidad bien
entendida— que contar bien las cosas sigue siendo necesario.
Muchas gracias.
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Viernes, 12 de Diciembre del 2025
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