Dice el secretario de la junta directiva del barrio San José Obrero, Isidoro Burillo, que “para comprender la historia del barrio tendríamos que partir del verdadero origen de su nombre, el Barrio Fly, nombre entrañable que alude a aquellas curiosas luminarias que, al no llegar la corriente eléctrica al barrio, se recargaban con un carburante, conocido popularmente como fly. Los vecinos lo adquirían en una droguería de la calle Don Víctor Peñasco. El barrio empezó a conformarse desde la Avenida de Don Antonio Huertas hacia el este de la ciudad. Burillo ha llevado a cabo un gran trabajo de recopilación de material, consiguiendo curiosos datos y material gráfico. El trabajo podría ver la luz en forma de libro dentro de dos años, cuando el barrio celebre el 50 aniversario de sus primeras fiestas.
El compromiso de los vecinos. Burillo destaca el esfuerzo y la labor que en aquellos difíciles tiempos realizaron los vecinos, “no solo para sacar a su familia adelante, sino para contribuir también a lo que hoy somos. Un barrio que se fue cargando de historia desde el principio de su creación. De hecho, disponemos de un centro de barrio de cosecha propia y veneramos a un patrón, San José obrero”.
El Centro de Barrio. Isidoro Burillo cuenta también que la idea del Centro de Barrio San José surgió a iniciativa del que fuera alcalde, Javier Lozano de Castro “que viendo cómo funcionaban los centros en la ciudad de Niort, se propuso hacerlo aquí en Tomelloso, en el barrio de San José, cediendo una parcela por parte del ayuntamiento. Todos los vecinos se volcaron y apoyaron esa iniciativa, aportando cada uno sus habilidades, además de los materiales y mano de obra. Algunos años después, la Junta de Castilla-La Mancha pago los materiales, haciendo realidad uno de los centros más completos y funcionales que existen en la ciudad, preparado para realizar todo tipo de actividades y que utilizan muchos colectivos y asociaciones de nuestra ciudad”.
Las primeras casas. Según los datos del catastro las primeras casas se empezaron a construir en el año 1940. “Poco a poco se cortaron parcelas y cada uno con la rustica y sencilla piedra que se traía del campo con los carros, las fue colocando de manera ordenada y mezclada con tierra y agua que fueron dando forma al barrio”. Curiosamente, las viviendas que se construyeron fueron muy parecidas. “Predominaban las casas bajas, con dos habitaciones y un wáter en el corral, algunas con pozo y cuadra al fondo. Con la llegada de tiempos mejores, los vecinos ya se identificaban con su barrio “y fue ahí en el año 1970 cuando decidieron formar esta asociación que nació como hermandad. En este barrio de San José crecieron y se formaron artistas y poetas, y hombres y mujeres que construyeron y dieron sentido a su propia identidad”.
La llegada de San José Obrero. Isidoro Burillo ha ido ensamblando la historia del barrio gracias a las jugosas historias que le contaba el vecino Narciso Rodrigo. “Cuando surgió la idea de hacerse hermandad comenzaron a entablar conversaciones con el sacerdote, Leopoldo Lozano, y después de muchas conversaciones e insistencia de los vecinos, se convirtió en su asesor”. Y más datos curiosos, el empresario, Claudio Moraleda, que tenia las instalaciones de su negocio en el barrio, donó el importe de la talla de San José Obrero que se realizó en Madrid y costó 17.000 pesetas. El santo llego al barrio el día treinta de abril de 1970 a las seis y media de la tarde.
Una mujer en la primera junta directiva. Una mujer, Gregoría Ortiz, formaría parte de la primera junta directiva. Cuenta Burillo que “la primera actuación consistió en pedir un donativo a los vecinos, puerta por puerta. Recogieron once mil ciento treinta pesetas, que sirvieron para organizar las primeras fiestas. Duraban del treinta de abril hasta el tres de mayo, se organizaron muchas actividades y los vecinos engalanaron todas las calles con tiras de banderas de plástico y papeles de colores. Las fiestas se inauguraron con lanzamiento de cohetes y las autoridades locales cortaron por primera vez la cinta de forma oficial”.
Fiestas y madrinas. Fue llamativo también el proceso de elección de madrinas del barrio “por un jurado compuesto por los mozos del barrio”, se recuerdan con cariño las actuaciones del grupo folklórico “Virgen de las Viñas” algo muy queridas y admiradas nuestros bailes y jotas manchegas, un concurso de cante flamenco para aficionados de Tomelloso, las Procesiones y aquella misas que se celebraban al aire libre, los bailes en la nave de la familia Parra. Cuando terminaban las fiestas, la imagen del Santo se custodiaba en la casa del presidente y después pasaba por las casas del resto de directivos de la junta “hasta que en el año 1979 por petición del sacerdote, José María Jiménez, quedó instalado en la iglesia de La Sagrada Familia donde permaneció hasta el año1982”.
La construcción de la capilla. Ese famoso año de "Naranjito" se inician las conversaciones con el Ayuntamiento para intentar hacer una capilla. Se llega al acuerdo de construir una capilla en la bifurcación de la calle Ave María con Triunfo de Ave María. “El ayuntamiento dona los materiales y la mano de obra muy gustosamente la aportan los vecinos y directivos del barrio. El dia 8 de abril de 1982 comienzan las obras y el 1 de mayo de ese mismo año San jose obrero llega a su ansiada capilla que bendijo el sacerdote, Valentín Arteaga”. El barrio de San Jose contaba con un nuevo vecino. “Cuando pasaran las fiestas no tendría que marcharse a la Iglesia, pues esta vez había venido para quedarse entre todos nosotros. Y varias fueron las donaciones a san jose para adornar y engalanar su capilla”. Una capilla que dentro de poco será ampliada. Pasado, presente y futuro en el Barrio San José que quiere apuntalar su historia, gracias a la inquietud de uno de sus vecinos, Isidoro Burillo.
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