Alfredo Lucendo, jefe del servicio de Digestivo del Hospital
General de Tomelloso obtuvo en días pasados una beca concedida por la
Asociación Castellana de Aparato Digestivo (ACAD) al mejor proyecto de
investigación de la especialidad. La beca está dotada con 4.000 euros y
consiste en un estudio, dirigido por Lucendo y coordinado desde el hospital
tomellosero, para el control de la dieta sin gluten en pacientes celiacos.
Aprovechamos para hablar con el doctor Lucendo —un referente
de la medicina digestiva— sobre la beca,
la enfermedad celiaca, la investigación en el Hospital de Tomelloso y, como no,
de la situación del propio centro.
Pregunta: —Parece ser
que las enfermedades alérgicas y, sobre todo, las alergias alimentarías han
aumentado en los últimos años.
Respuesta: —Es cierto que de unos años a esta parte las
enfermedades alérgicas, o mejor dicho, con base inmunológica, han aumentado. El
sistema inmune, que está ahí para protegernos de infecciones y tumores, a veces
se descontrola y ataca a cosas que no son necesariamente infecciones o tumores.
Cada vez hay más enfermedades alérgicas, más alergias
alimentarias, más enfermedad de Crohn, más artritis reumatoide y espondilitis
anquilosante. Es decir, cada vez hay más enfermedades de base inmunológica.
P: —¿Y a qué es
debido ese aumento?
R: —No se sabe por qué. Hay algunas hipótesis que tratan de
explicarlo. Está la de la de la higiene que dice que antiguamente el sistema
inmune tenía que luchar contra las infecciones, que eran la principal causa de
muerte, una vez que las hemos eliminado con antibióticos e higiene, el sistema
inmunológico no sabe reconocer los agentes perjudícales. Eso facilita la posibilidad
de equivocarse. Ambientes extremadamente
higiénicos —comemos alimentos esterilizados, los niños toman todo estéril— son
perjudiciales para enseñar a tu sistema inmune a diferenciar lo que es ajeno y
potencialmente agresivo de lo que es ajeno pero que es inocuo.
¿Solamente por la higiene? No, ha habido muchas más cosas
pero parece que este factor tiene un papel central. La ventaja es que hemos
dejado de morirnos de enfermedades infecciosas y el inconveniente es que hemos
empezado a tener otro tipo de enfermedades que causan una importante carga para
los pacientes y para los sistemas sanitarios, porque son dolencias crónicas.
Dentro del aparato digestivo están la enfermedad de Crohn o
la colitis ulcerosa que antes eran enfermedades infrecuentes y que hoy día son
absolutamente habituales. En un hospital pequeño como es este y en un área
sanitaria de 70.000 habitantes, el año pasado se diagnosticaron 22 pacientes
adultos con enfermedades de infección intestinal. Eso es una barbaridad. Se
trata de pacientes nuevos que sufren una enfermedad que va a persistir durante
toda su vida con lo que eso supone para el sistema sanitario y para ellos. Lo
bueno es que la enfermedad de Crohn ya no es lo que era hace unos años, es un
diagnóstico y una pastilla al día.
P: —Y la enfermedad
que nos ocupa, la celiaquía, ¿también ha aumentado?
R: —La enfermedad celiaca ha existido desde tiempo remotos,
hay una descripción de ella en el año 200. Hasta después de la II Guerra
Mundial no supimos lo que era el gluten, pero la enfermedad ha existido
siempre. Antiguamente, la celiaquía era de número de casos por cien mil
habitantes, después fue casos por diez mil, luego casos por mil y ahora
hablamos de que hay uno o dos casos por cada cien habitantes. Eso es una
barbaridad, eso significa que si vas en un autobús, al menos uno de los
pasajeros es celiaco. Y subiendo.
¿Qué ha pasado con el gluten? O con la leche y los huevos
para que hace unos años su consumo no tuviese ninguna consecuencia y que hoy
día produzcan enfermedades en una proporción tan alta de pacientes.
P: —Hace poco su
equipo ha recibido una beca de Asociación Castellana de Aparato Digestivo con
respecto a la celiaquía…
R: —Actualmente, la enfermedad celiaca es fácil de
diagnosticar. El problema es que ese paciente tiene que seguir una dieta sin
gluten toda su vida, algo que resulta muy complicado en un mundo en el que toda
la comida está procesada. Los celiacos necesitan un seguimiento estricto de la
dieta sin gluten, está demostrado que si los pacientes lo siguen consumiendo
tiene complicaciones en la enfermedad, osteoporosis, anemia, síntomas
digestivo, riegos de linfoma intestinal, infertilidad… Necesitan tener una
adherencia completa a la dieta para estar sanos y tener una adecuada calidad de
vida.
A los celiacos los vemos en las consultas, de manera
regular, para comprobar que siguen una
dieta correcta y que no hacen transgresiones inconscientes de la dieta.
Pero es muy complicado, además, pocas cantidades de gluten pueden, sintomáticamente,
pasar desapercibidos.
P: —Es decir, no hay
forma de detectar si el paciente ha consumido gluten
R: — Exacto, no hay buenas herramientas para hacer el
seguimiento. ¿Cómo deberíamos hacerlo? Repitiendo endoscopias y biopsias todos
los años, obviamente, ese no es el método. Hay que buscar alternativas. Existe
una tecnología nueva, un invento español, que consiste en una prueba que
permite detectar péptidos de gluten en las heces. Así, si el celiaco ha tomado
gluten de forma involuntaria durante una semana, podemos detectar la proteína
en la heces.
Esta técnica podría tener un lugar en el seguimiento de los
celiacos una vez que están detectados y llevan una adherencia en la dieta.
P: —¿Y dónde entran
usted y su equipo?
R: —Nuestro estudio viene a evaluar si esta técnica es
fiable a la hora de hacer el seguimiento a los pacientes. Y si es fiable,
asegurar que el intestino de ese paciente esta normal.
Se trata de un estudio a corto plazo, un año. Una parte de
nuestro trabajo va a consistir en ver si esa prueba funciona y si, además, sería
rentable sustituir lo que actualmente estamos haciendo por ella. El estudio lo
hemos planteado nosotros, desde el Hospital de Tomelloso y coordinado desde
aquí. Vamos a contar también con otros hospitales dado que hay que reunir un
número muy amplio de pacientes celiacos para aumentar la representatividad y la
potencia estadística de las pruebas.
P: —Usted doctor es
un referente de la medicina digestiva, con un montón de publicaciones y
reconocimientos, ¿se encuentra a gusto en un pequeño hospital de un pueblo de
La Mancha?
R: —Todo en la vida tiene sus ventajas e inconvenientes y
hay que hacer balance. ¿En un sitio mayor? Te diluyes, en los grandes
hospitales universitarios todo está fragmentado. Aquí tienes un control más
extenso de tu especialidad, una especialidad grande que cubre muchas cosas y nos permite mantenernos siempre
actualizados. Eso es una ventaja.
Estar en un sitio pequeño no creo que sea un inconveniente
para la investigación, se funciona mucho en red, a través de las nuevas
tecnologías puedes compartir nuevos proyectos y protocolos. Pero sí supone
mucho esfuerzo, además, el apoyo no es el de los lugares grandes. No hay detrás
un instituto de investigación sanitaria, no hay fondos de investigación, ni una
gran infraestructura. Pero eso no es lo esencial para la investigación, lo
importante es tener ideas y la forma de llevarlas a cabo. A través de
colaboraciones se puede acceder a las infraestructuras que aquí no tenemos. La
financiación es muy complicada y aquí en Castilla-La mancha, probablemente, aún
más.
P: —Usted ha estado
en el Hospital de Tomelloso desde su nacimiento y ha aguantado en la plantilla
del centro momentos complicados, ¿nos puede hacer un análisis de la situación?
R: —Uno de los principales problemas de este hospital y de
todos los del Sescam ha sido la excesiva politización sanitaria. Ahora parece
que hay vientos favorables y que nos dejan trabajar y reconocen nuestro
trabajo. La dirección actual del centro ve con buenos ojos que se haga
investigación, cosa que antes incluso nos reprochaban. A mí llegó a decirme un
gerente que en lugar de “perder el tiempo investigando” por las tardes, quitase
lista de espera.
El Hospital de Tomelloso ha pasado por momentos críticos,
desde su nacimiento con amenaza de cierre, hasta que logramos independizarnos
de Alcázar de San Juan. Otro momento
crítico fue durante la época del anterior Gobierno regional, donde tuvimos una
dirección sin rumbo y sin un plan. No se sabía si el hospital iba a seguir
abierto o si se iba a dar a una empresa privada. Esa fue una época terrorífica.
Ahora parece que las dificultades son otras, no hay una
falta de apuesta por el hospital. Estamos en una época en la que es muy difícil
contratar médicos, en Digestivo, por ejemplo, no hay paro. En el servicio tenemos
una lista de espera bastante contenida y
hacemos pruebas para otros hospitales, hoy mismo estamos realizando endoscopias
de Valdepeñas. Todavía nos permitimos el lujo de echar una mano a los demás.
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Sábado, 7 de Junio del 2025
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