Se conoce con el nombre de extremófilos a los organismos que son
capaces de sobrevivir en condiciones extremas. Desde el frío de la Antártida
hasta altitudes de más de 6.000 metros, pasando por volcanes y fosas oceánicas, la vida en la Tierra se ha abierto paso
hasta colonizar ambientes de todo tipo. La mayoría de los extremófilos son
microorganismos, como bacterias y arqueas. Sin embargo, también hay buenos
ejemplos de animales que habitan en los lugares más inhóspitos del planeta. En
este artículo veremos algunos de ellos, destacando los mecanismos evolutivos
que han desarrollado para poder adaptarse a condiciones tan adversas.
ALTAS TEMPERATURAS
Uno de los animales que mejor ha
evolucionado para resistir el calor es la llamada hormiga del desierto (Cataglyphis).
Estos insectos han desarrollado un curioso método que les permite sobrevivir a
las altísimas temperaturas del desierto del Sáhara, que pueden llegar a superar
los 50ºC. Una reciente investigación, publicada en la revista Nature, reveló que poseen una capa de
pelos especial que consigue reflejar la
radiación solar, y transmitir la energía al entorno. De esta forma
consiguen evitar el sobrecalentamiento, ya que logran reducir su temperatura
corporal entre 5 y 10 ºC.
Pese a que este sistema es tremendamente eficiente, no les permite aguantar el calor extremo durante mucho tiempo. Por ello, apenas pueden salir al sol durante periodos de unos diez minutos. Sus largas patas les permiten moverse rápidamente, logrando tener el mínimo contacto con la arena, e intentando conseguir la mayor cantidad posible de alimento.
Fotografía de una hormiga del género Cataglyphis (Imagen de la página AntWeb)
Otro caso curioso es el del gusano de Pompeya (Alvinella pompejana), que vive en fuentes hidrotermales del océano Pacífico. En estos hábitats, donde fluye agua muy caliente procedente del interior terrestre, los gusanos de Pompeya son capaces de soportar temperaturas de más de 80ºC. Se cree que viven en una especie de simbiosis con bacterias que recubren su cuerpo, y actúan como aislantes térmicos.
BAJAS TEMPERATURAS
En el gélido norte de Alaska y
Canadá habita el escarabajo rojo de
corteza plana (Cucujus clavipes).
Este insecto puede resistir temperaturas bajísimas gracias a las proteínas anticongelantes que tiene en
la sangre. Además, ha conseguido hacer frente a uno de los principales
problemas que surgen en condiciones de frío extremo: la formación de cristales
de hielo en los fluidos corporales. Para combatir esto, C. clavipes puede deshidratarse y purgar sus intestinos, reduciendo
la cantidad de agua en su organismo.
Gracias a estas estrategias evolutivas puede llegar a aguantar temperaturas inferiores a -50ºC.
GRANDES PROFUNDIDADES
El pasado año (2017) fue capturado en la fosa de las marianas un ejemplar de pez caracol de las Marianas (Pseudoliparis swirei), a más de 8000 metros de profundidad. Esta especie, que había sido descubierta apenas 3 años antes, se convirtió así en el animal encontrado a mayor profundidad en el océano. Se trata de un pez pequeño y translúcido, que aparentemente no posee un físico que pudiera permitirle soportar la enorme presión que hay en estos hábitats. Viven en grupo, a diferentes niveles de profundidad, y se alimentan de pequeños crustáceos.
Ejemplar de pez caracol de las Marianas. Fotografía de Mackenzie Gerringer (University of Washington, University of Hawaii)
Los
organismos que habitan en las regiones abisales del océano tienen que
enfrentarse, además de la fortísima presión, a la ausencia total de luz solar y a las bajas temperaturas. Es por ello
que sus condiciones fisiológicas están adaptadas a estos entornos, y algunos de
ellos desarrollan cualidades como la bioluminiscencia.
GRANDES ALTITUDES
En la cima del mundo habita la araña saltarina del Himalaya (Euophrys
omnisuperstes). Se trata de un pequeño arácnido que ha sido encontrado a
más de 6.7000 metros de altitud.
Sobrevive protegiéndose entre las grietas de las rocas, y sale para
alimentarse de pequeños restos de animales arrastrados por el viento. Los
expertos creen que probablemente se trate del animal que vive de forma permanente a mayor altitud.
En cuanto a las aves, muchas de ellas
también han desarrollado características que son muy útiles para volar a
grandes altitudes. Sus sistemas respiratorios son muy eficientes en comparación
con los de los mamíferos. Además, poseen un sistema muscular más vascularizado
para favorecer la circulación sanguínea. El récord de altura absoluto lo posee
el buitre moteado, ya que el 29 de
noviembre de 1973 fue registrado el choque de una de estas aves con un avión
que volaba a una altura de 11 277 metros
sobre Costa de Marfil.
EL REY DE LA SUPERVIVENCIA
Si hay un animal que no puede faltar en una lista de los que mejor se adaptan a condiciones extremas, ese es el tardígrado. Este extraño invertebrado, llamado también oso de agua, reúne una serie de cualidades que lo hacen único en el reino animal. Los tardígrados pueden entrar en un estado conocido como criptobiosis, que se caracteriza por reducir casi por completo su metabolismo, y en el que su cuerpo se deshidrata hasta quedarse solo con un 3% de agua.
Imagen microscópica de un tardígrado (Fotografía de S.Tanaka y H. Sagara)
Gracias a la criptobiosis, el
tardígrado puede soportar temperaturas entre 100 ºC y -20ºC. Es decir, soporta
perfectamente el frio y el calor extremo. Además, hay estudios que han
demostrado que pueden sobrevivir a la
inmersión en alcohol o en éter, así como resistir grandes cantidades de radiación. Un grupo de
científicos japoneses fue capaz de reanimar a unos tardígrados que llevaban
congelados más de 20 años. También se han llevado a cabo investigaciones para
comprobar si eran capaces de sobrevivir
en el espacio exterior, demostrando que no solo no morían, sino que también
eran capaces de reproducirse en estas condiciones.
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Sábado, 7 de Enero del 2023
Viernes, 4 de Octubre del 2024