Opinión

Ema y Alba

Isabella del Conde Beda | Lunes, 25 de Noviembre del 2019
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Dicen que la letra detrás de un marco con vidrio dictamina quien eres, te abre las puertas al mundo, al éxito y a tu reinado. Si el mismo no tiene nada más que vacío te encaminas a la miseria de ser la nada misma. Pero, la realidad puede mutar y ser el mejor ejemplo de que no todo lo que deber ser será como crees que te han dicho.

Ema escucha el sonido que indica que debe levantarse, lo apaga y vuelve a dormirse refunfuñando por otro lunes de preparatoria.

Alba tienen mentalmente incorporada la hora exacta en la que debe despertar, sabe que comienza la semana y se apresura a comenzar el día.

Ema escucha una voz convincente y firme que dice “Apura hija el desayuno te espera y Eugenia ha dejado tu uniforme planchado donde siempre.”

Alba paso la noche como todas desde que recuerda, trayendo agua desde un kilómetro en cubetas pesadas, pues la potable no llega hasta su hogar y luna a luna la misma rutina desfilando en la oscuridad junto a sombras vecinas desesperados por llegar para obtener ese líquido vital no solo para beber también para asearse y preparar alimentos.

Su madre Rosario se ha levantado mucho antes, su trabajo queda a dos horas de viaje, cuando abre sus ojos besa a sus tres hijos, les prepara unas tortillas y sale con la motivación de saber que dependen de ella. Su esposo, quien proveía de sustento, un día olvido a su familia y abandono la proa largándose al mar y subiendo a otro barco para tomar rumbos libres. Alba no olvida aquel día donde su madre no derramo una lagrima, sin decirlo ya sabía que no podría quedar en casa a cuidarlos y ante la iniciativa de su hija mayor de trabajar sin vacilar su respuesta fue: “NO, TU DEBES ESTUDIAR”

Fiel a su progenitora despierta a sus hermanos pequeños con cosquillas los ayuda a higienizarse y a ahorrar el agua diciendo vez tras vez bendito tesoro de nuestras vidas.

En la mesa derruida de la cocina precaria levanta el recipiente que contiene los panecitos redondos, hace una infusión para tres, esta vez sin leche, pues la lata no tiene más que ruido y mientras los niños desayunan va a hacia su uniforme planchado por su madre y colgado a la vista, se viste, ata sus agujetas, peina su cabello correctamente y envía a Florcita y Manuel a tomar su mochilas, que aun lucen como nuevas después de un año, pues saben lo que significa cuidar por el esfuerzo que costo comprarlas.

Alba cierra la puerta, carga sus apuntes y cuaderno en mano y se dispone a una corta caminata no sin escuchar algún cumplido fuera de lugar de algún hombre mayor. “Otra vez este Señor” se repite mientras un escalofrío le recorre el cuerpo, desde lejos divisan a la maestra y antes de correr hacia ella, Alba les recuerda cómo deben comportarse y hacer feliz a mamá.

Paso a paso y con ansiedad se pregunta cómo habrá calificado su ensayo sobre sociología aquella profesora tan sabia y admirable.

Ema se ha quedado más de una hora tomando una ducha se ha maquillado aun en contra de las reglas del instituto privado al que asiste y se ha puesto uno de sus tantos uniformes, piensa por un instante como tomaran sus padres la mala nota que espera de aquel examen de matemáticas y se dice “Bah, no será la primera vez”, baja las escaleras siente el aroma a café con leche y tostadas mientras Eugenia le acerca jugo de naranja natural y le dice “que bonita estas”

Solo bebe el jugo y oye a su madre decir “Tu padre te espera a fuera en el auto, no tardes y por favor se buena, tengo un día complicado en el estudio, ya comprenderás cuando te toque a ti”

Ema baja del carro, desliza sus dedos sobre su cabello ondulado, no responde al adiós de su padre y va hacia sus amigas, recorre los pasillos sonriendo mientras es saludada por cada uno que la cruza, pues no olvidan que fue reina el año anterior. Se sienta en su pupitre, y se pone a dibujar, ama hacerlo, sueña con ser una gran pintora, y asistir a la universidad de bellas artes, pero calla y esconde, porque sus padres reconocidos y master en derecho ya han trazado su carrera.

Alba saluda a su profesora quien la felicita y la anima a hablar con el psicopedagogo para un test vocacional, pues ve mucho potencial en ella, quien sueña con ser alguien que pueda ayudar a niños en su misma condición, Pobreza, ella sabe las limitaciones, los obstáculos y todo lo que conlleva poder seguir estudiando, pero no se le ha cruzado en ningún pensamiento que no podrá ser lo que desee. Sonríe a sus migas y se dispone a tomar notas de la clase. No es la mejor institución escolar, no es privado y sufre no solo de carencias materiales sino recursos humanos, pero momento que tiene libre lo aprovecha para leer algún libro sobre temas que desconoce en la biblioteca de su pueblo, que un polvoriento y solitario, ella ve en ese lugar el principio de cualquier tipo de conocimiento

Ha pasado el tiempo. Ema luce un vestido tallado a su antojo por el diseñador de su madre, le espera una gran fiesta de graduación. Corre hasta su cuarto da un último retoque a su peinado y baja corriendo para dirigirse a la fiesta Alba luce feliz, es su acto de graduación. Al momento de recibir su diploma, ve a su madre y hermanos en primera fila y no puede ocultar junto a ellos esa sonrisa salada combinada con lágrimas dulces.

Luego de las vacaciones Ema ha tenido una disputa con sus padres tras haberles dicho que quería ser artista y recibir un no determinante por parte de ambos, vuelve a callar y prepara las maletas para ir a su nuevo departamento frente a la universidad donde según su madre si sigue sus pasos será igual a ella en poco tiempo.

Alba elige una universidad cercana quiere ser enfermera y ayudante terapéutica. Así que no se va de su hogar, pero consigue un trabajo para costear los estudios, así que por las tardes con una sonrisa asiste a todo aquel que tenga sed de saber en aquella biblioteca que ama, ha cambiado de dueños y sus libros tienen aroma a nuevo.

Y así, pasan los meses, sus notas impecables hace sentir orgullosa a su madre. Sin embargo, Ema no ha hecho amigos, asiste a clases pocas veces, otras, solo va a una plaza soleada y dibuja todo lo que ve, en ese momento se siente libre, plena, y recoge su sonrisa en el reflejo de sus dibujos coloridos, hasta que llaman sus padres quienes se ha comunicado con los directivos y están enterados de sus ausencias y poco entusiasmo.

Decide no callar y enfrentar a su madre el fin de semana, y comienza el caos. Los no rotundos hacen que la tristeza la invada, que asista a clases, luego se encierre en su departamento y no salga. Ema ya no ríe, no disfruta el sol de la plaza, ni siquiera abre las cortinas.

Sus lápices de colores tirados por doquier han dejado de ser colores, solo pinta rayas negras, se siente vacía, frustrada y no comprende porque si la aman no la dejan brillar, así que día a día opaca dentro de sí. Hasta que conoce lo que cree podrá ayudarla, un dícese amigo la invita a probar algo conocido. Y nuevamente se transforma, sus ojeras obnubilan a quien mira, no se ha peinado en días y su chaqueta huele a alcohol. Deja el departamento y solo existe de un antro a otro, ha olvidado su gran talento. No recuerda las mañanas y sus padres han optado por decidir enfocarse en su hija menor, viéndola como uno de esos casos perdidos.

Alba se ha recibido y no tardo en conseguir trabajo, ha podido ayudar a su familia a ir a una ciudad más grande a pocas cuadras del nosocomio para enfermos mentales, abuelos abandonados, y jóvenes con diferentes adicciones.

Su entereza la ha llevado a disfrutar de la vida, olvidando aquella infancia y adolescencia tan dura, tan sombría que no pintaba horizontes más que lo que veía.

Ema no dibuja arco iris, solo ve paredes blancas y un rayo de sol entra por una pequeña ventana hacia un patio donde no puede ir. Es el premio le repite el médico. La belleza de su piel rasgada por sueños pisados ha vuelto a ser rosa, pero las cicatrices de sus brazos no la dejan olvidar esos gritos de desesperación cuando su cuerpo en abstinencia solo pedía paz.

Pasan soles sin sol y cielos si azul, y ella una mañana pide lápices de colores y horas en blanco. Le han dicho que sí, pero alguien deberá controlarla para que o se haga daño. Acepta feliz. Y al siguiente día su doctor le presenta a una joven que acompañara sus días a la recuperación.

-Hola, soy Alba, aquí están tus lápices y tus hojas

- Hola, soy Ema, muchas gracias, ahora dime contigo si me dejara ir al patio

Y ambas sonríen mientras Alba le dice pasito a pasito hoy un lápiz, mañana un pincel, pasado un lienzo con un hermoso paisaje.

Ema queda en silencio. Como puede ser que alguien desconocido pueda verla, crea en ella sin conocerla, y aunque diga palabras bonitas para darle esperanzas, ella decide demostrarle que por dentro sigue viva.

Han vuelto a pasar años y las amigas se preparan por una muestra de arte donde una famosa artista presentara años de cuadros, de recuerdos que no olvida, pero ha decidido convertirlos, una vuelo triste en uno que sonríe porque su hijo le ha llevado chocolates. Una niña tímida y miedosa despeinada y con el ceño fruncido, en una bella princesita llena de flores e sus cabellos hamacándose mirando al cielo…

No todos los adolescentes miran hacia el futuro como sinónimo de ser, sino solo de estar, disfrutar cuanto puedan del dinero de sus padres malgastando en diversión, y aquellos más vulnerables para pertenecer, en vicios. Tantos padres que no conocen de límites, tantos otros que solo piensan en ellos y apagan la pasión de un aspirante a SER LIBRE.

Truncando sus ilusiones. Otros ni siquiera se detuvieron a creer en que sus hijos podrían, pues no tuvieron a ese “alguien” que los alentara. Pero hay algunos que apuestan en el brillo de aquellas esperanzas de sus niños y aun a tientas y sin saber del más allá del día de mañana, no los desalientan jamás.

Siempre habrá asesinos de sueños, que, con palabras o actos, intentan destruirlos de la mente de aquellos en los que estos iluminan el camino a seguir. Pero…la esperanza jamás muere, es inherente a cada humano, está en nosotros desarrollarla o dejar que otros la corrompan hasta que desvanezca y desaparezca lentamente.

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Excelente Bela, me gusta mucho lo que escribes y cuán real se siente. Para cuándo tú libro??.... Un abrazo desde Corrientes Argentina
Esa es la idea, es como leer con los ojos cerrados, adentransdose en la historia, es la unica forma que disfrutemos todo aquello que nos llega en forma de palabras que al unirse le vamos encontrando sentido
Gracias Patry por comentar y por tus mensajes alentadores. Es muy importante para un aspirante a escritor jaj poder transmitir y que le llegue a las personas. Gracias
La esperanza jamás muere,es inherente a cada humano...👏👏👏 Excelente! Felicitaciones a cada publicación,a cada,letra,palabra,tdo tiene sentido,y bellísimo!! Insisto, felicitaciones chicos,desde Chaco( Argentina)
Me ha dejado sin palabras. No pude evitar dejarme llevar por las imágenes que iban generando las líneas. Me tocó profundamente y es una realidad lo que relatas. Eso es verdaderamente tener la capacidad de adentrarse en las distintas realidades que viven y sobreviven cada día niños y jóvenes con una posibilidad distinta. Gracias infinitas Bela. Gracias. Gracias! Desde Argentina.

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