Navidad

¡Mama! Papá Noel no vino esta navidad

Isabella del Conde Beda | Lunes, 23 de Diciembre del 2019
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Decir la verdad a nuestros hijos, no es robarle la inocencia ni mucho menos crearles trastornos psicológicos. Educarlos desde la ignorancia y la mentira, si lo es.

Relatarles cuentos, mitos o leyendas, aclarándoles que los protagonistas no son reales es lograr que estos desarrollen su mente a edad temprana sin confusiones y puedan aprender a diferenciar la ficción de la vida real, lo cual no quiere decir que jamás volverán a jugar o comportarse como lo que son, NIÑOS.

Ahora bien, si le contamos historias inverosímiles creyendo que éstas le son necesarias para su crecimiento, déjenme decirles, como padres ¿no estaríamos actuando con hipocresía al tener que enfrentarnos luego a las preguntas irremediables de los por qué?

Tomas tiene 5 años, ama pasear en bicicleta y hacer trucos con la patineta de su amigo Mateo, se ha criado en una familia convencional cuasi salida de una revista, madre, padre y hermana, sin olvidar la gran construcción que tienen como hogar y a Sansón, el pequeño perro maltes, una buena situación económica, no sabe de carencias y desconoce de problemas.

Al salir de la escuela corre al vehículo de la familia repitiendo que por fin ha entrado en vacaciones, y pregunta sin cesar - ¿Cuándo iremos por el árbol al centro comercial? Valentina, su hermana adolescente le dice –Tranquilo, allá vamos.

Luego de elegir adornos, regalos y luces se preparan para el gran ritual de todos los años: adornar los rincones seleccionados de la casa y decorar el árbol entre los cuatro. Después llamaran a los abuelos y tíos para repartir las tareas para noche buena.

Llega el gran día, pero esta navidad tiene algo nuevo, abuela Lola ha traído de un viaje un pesebre para poner bajo el árbol. Tomas invadido por la curiosidad: ¿Quién es el bebé? ¿Porque hay ovejas, no tienen frio? La madre lo anima a escuchar lo que dirán en misa al siguiente día. En la mañana todos marchan a la iglesia cercana.

Al salir de la ceremonia a Tomas pareciera que algo lo inquietara, se acerca a la abuela y le pregunta porque Papá Noel no ayudó al pequeño Jesús, ésta le dice para evadir la respuesta que no debe cuestionar a Dios que así se recuerda su nacimiento y punto.

Tomas aun preocupado se pregunta por todos los pesares que ese niño sufrió al nacer, e impávido mirando el afuera desde el vehículo afirma: - ¡Yo sé que Santa estuvo ahí! Su hermana sonríe, su padre la reprende y contesta: - ¡Por supuesto que sí! Seguramente fue con los reyes magos a visitarlo.

Al llegar la noche celebran el gran día, hasta que alguien golpea a la puerta, Tomas corre gritando:

- ¡Yo abro! Como sabiendo de quien se tratase y al abrir oye una carcajada peculiar, Papá Noel trae los regalos y se va. Cuando Tomas abre el suyo salta de alegría en su nueva patineta contándole a los demás que ese era su deseo que había escrito en la carta el día que llevaron a la urna dirigida hacia él.


Los meses posteriores transcurren en la misma paz que siempre, pero nadie advertía el caos que se aproximaba.

Una llamada a altas horas de la noche, el nombre de una mujer, discusiones, sus padres no se hablan en el desayuno, la abuela ha venido a quedarse por un tiempo, Valentina llora y Tomas pregunta recibiendo como respuesta “Eres pequeño no entenderás”.

El padre un día toma sus maletas y Tomas lo ve irse desde la ventana, su ausencia comienza a sentirse, se escuchan palabras como divorcio y un señor con traje va seguido con papeles.

Comienzan a llevarse algunos muebles y el vacío de la casa junto a la sensación de abandono hacen que ya no quiera salir a jugar. “Esta retraído dice la psicopedagoga, deben llevarlo a un psicólogo” “Su conducta es rara” dice la maestra.

Se organiza una reunión familiar, la madre permanece callada, primero, el abuelo dice que es importante permanecer juntos, entonces la tía les explica que papá tiene otra familia, hijos más grandes, también habla de una doble vida…

La madre empieza a arreglarse menos físicamente a veces parece estar enferma, y muy ocupada porque Dora, la ama de llaves, ya no va, entonces sale del trabajo cocina y limpia. Valentina siempre está en desacuerdo con todos, la abuela va más a menudo, el señor de traje también, hasta que un día se cambian de hogar.

Se aproxima navidad, pero nadie parece recordarlo, solo hasta una semana anterior de haberse mudado a un apartamento pequeño la tía trae de regalo un árbol artificial luego se dirigen al centro comercial, Tomas como siempre deja su nota para Papá Noel.

La mesa es más pequeña, pero todos tratan de estar felices hasta que suena el timbre Tomas corre y cuando abre la puerta buscan a Valentina, confundido exclama: - ¡Mamá! Papá Noel no vino esta navidad y corre a su cuarto llorando sin consuelo, tratan de tranquilizarlo diciéndole que quizás no pudo venir porque hay más niños que el año pasado!

Al momento de abrir cada uno sus regalos, Tomas dice acongojado: -Santa no leyó mi carta… “¿Por qué?” le preguntan – Porque desee que vuelva nuestro padre y ni si quiera Papá Noel ha venido…

El silencio parece internalizarse en las paredes acallando el jolgorio del mundo exterior y la madre solo puede oír el eco de sus pensamientos: como hará para explicar que ese personaje con barba blanca y vestido de rojo no volverá jamás al igual que papá, porque éste cada navidad se disfrazaba para el pequeño Tomas.

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Siempre impecable y real.
Super triste pero real!! Muy bueno !!!

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