Decir la verdad a
nuestros hijos, no es robarle la inocencia ni mucho menos crearles trastornos
psicológicos. Educarlos desde la ignorancia y la mentira, si lo es.
Relatarles
cuentos, mitos o leyendas, aclarándoles que los protagonistas no son reales es
lograr que estos desarrollen su mente a edad temprana sin confusiones y puedan
aprender a diferenciar la ficción de la vida real, lo cual no quiere decir que
jamás volverán a jugar o comportarse como lo que son, NIÑOS.
Ahora bien, si
le contamos historias inverosímiles creyendo que éstas le son necesarias para
su crecimiento, déjenme decirles, como padres ¿no estaríamos actuando con
hipocresía al tener que enfrentarnos luego a las preguntas irremediables de los
por qué?
Tomas tiene 5
años, ama pasear en bicicleta y hacer trucos con la patineta de su amigo Mateo,
se ha criado en una familia convencional cuasi salida de una revista, madre,
padre y hermana, sin olvidar la gran construcción que tienen como hogar y a
Sansón, el pequeño perro maltes, una buena situación económica, no sabe de
carencias y desconoce de problemas.
Al salir de la escuela corre al vehículo de la familia repitiendo que por
fin ha entrado en vacaciones, y pregunta sin cesar - ¿Cuándo iremos por el árbol al centro comercial? Valentina, su
hermana adolescente le dice –Tranquilo,
allá vamos.
Luego de elegir
adornos, regalos y luces se preparan para el gran ritual de todos los años:
adornar los rincones seleccionados de la casa y decorar el árbol entre los
cuatro. Después llamaran a los abuelos y tíos para repartir las tareas para
noche buena.
Llega el gran
día, pero esta navidad tiene algo nuevo, abuela Lola ha traído de un viaje un
pesebre para poner bajo el árbol. Tomas invadido por la curiosidad: ¿Quién es
el bebé? ¿Porque hay ovejas, no tienen frio? La madre lo anima a escuchar lo
que dirán en misa al siguiente día. En la mañana todos marchan a la iglesia cercana.
Al salir de
la ceremonia a Tomas pareciera que algo lo inquietara, se acerca a la abuela y
le pregunta porque Papá Noel no ayudó al pequeño Jesús, ésta le dice para
evadir la respuesta que no debe cuestionar a Dios que así se recuerda su
nacimiento y punto.
Tomas aun preocupado se pregunta por todos los pesares que ese niño
sufrió al nacer, e impávido mirando el afuera desde el vehículo afirma: - ¡Yo sé que Santa estuvo ahí! Su hermana
sonríe, su padre la reprende y contesta: - ¡Por
supuesto que sí! Seguramente fue con los reyes magos a visitarlo.
Al llegar la noche celebran el gran día, hasta que alguien
golpea a la puerta, Tomas corre gritando:
- ¡Yo abro! Como sabiendo
de quien se tratase y al abrir oye una carcajada peculiar, Papá Noel trae los regalos y se va. Cuando Tomas
abre el suyo salta de alegría en su nueva patineta contándole a los demás que
ese era su deseo que había escrito en la carta el día que llevaron a la urna
dirigida hacia él.
Los meses
posteriores transcurren en la misma paz que siempre, pero nadie advertía el
caos que se aproximaba.
Una llamada a
altas horas de la noche, el nombre de una mujer, discusiones, sus padres no se
hablan en el desayuno, la abuela ha venido a quedarse por un tiempo, Valentina
llora y Tomas pregunta recibiendo como respuesta “Eres pequeño no entenderás”.
El padre un
día toma sus maletas y Tomas lo ve irse desde la ventana, su ausencia comienza
a sentirse, se escuchan palabras como divorcio y un señor con traje va seguido
con papeles.
Comienzan a llevarse algunos muebles y el vacío de la casa junto a la
sensación de abandono hacen que ya no quiera salir a jugar. “Esta retraído dice la psicopedagoga, deben
llevarlo a un psicólogo” “Su conducta es rara” dice la maestra.
Se organiza
una reunión familiar, la madre permanece callada, primero, el abuelo dice que
es importante permanecer juntos, entonces la tía les explica que papá tiene
otra familia, hijos más grandes, también habla de una doble vida…
La madre empieza
a arreglarse menos físicamente a veces parece estar enferma, y muy ocupada
porque Dora, la ama de llaves, ya no va, entonces sale del trabajo cocina y
limpia. Valentina siempre está en desacuerdo con todos, la abuela va más a
menudo, el señor de traje también, hasta que un día se cambian de hogar.
Se aproxima
navidad, pero nadie parece recordarlo, solo hasta una semana anterior de
haberse mudado a un apartamento pequeño la tía trae de regalo un árbol
artificial luego se dirigen al centro comercial, Tomas como siempre deja su
nota para Papá Noel.
La mesa es más
pequeña, pero todos tratan de estar felices hasta que suena el timbre Tomas corre y cuando abre la puerta buscan a
Valentina, confundido exclama: - ¡Mamá! Papá Noel no vino esta navidad y
corre a su cuarto llorando sin consuelo, tratan de tranquilizarlo diciéndole
que quizás no pudo venir porque hay más niños que el año pasado!
Al momento de abrir cada uno sus regalos, Tomas dice acongojado: -Santa no leyó mi carta… “¿Por qué?” le
preguntan – Porque desee que vuelva
nuestro padre y ni si quiera Papá Noel ha venido…
El silencio parece internalizarse en las paredes acallando el jolgorio
del mundo exterior y la madre solo puede oír el eco de sus pensamientos: como hará para explicar que ese personaje
con barba blanca y vestido de rojo no volverá jamás al igual que papá, porque
éste cada navidad se disfrazaba para el pequeño Tomas.
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Viernes, 22 de Diciembre del 2023
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Jueves, 18 de Abril del 2024