Y
no resulta nada fácil porque el tema epistolar está obsoleto y ya apenas se
escriben cartas. Además, desde que me he puesto a la tarea, he tenido que
cambiar varias veces el encabezamiento, pues primero empecé escribiendo a los
cinco días de anunciar el "Estado de Alarma", y ahora ya vamos a por
la tercera semana de confinamiento obligado, sin visos de que esto se aclare.
Ni siquiera me atrevo a pensar en las secuelas porque a poco que razone, creo
que será muy duro remontar esta crisis. Y mira que ya llevamos unas cuantas, a
las espaldas, pero ninguna tan rara y tan fuerte como ésta.
Pero
lo más extravagante de todo esto es que me animo a contarte algunas cosas a
través de estas letras y tú... Tú, todavía no has nacido. Sabemos que estás
ahí, que creces día a día y que de repente das alguna patada, pero mejor que
por ahora no te enteres de lo que nos pasa. Sólo esperamos que cuando llegues
esto se haya relajado un poco y nos permita celebrar tu nacimiento.
De
hecho, en estos momentos de tribulaciones tú eres nuestra mayor ilusión, aunque
el mundo adonde vas a llegar está muy complicado. Bueno, siempre fue así, cada
generación tuvo su aquel, su guerra, su hambruna y sus frustraciones;
Seguramente la vida es de esta manera, un permanente reto al que debemos
enfrentarnos.
Ahora,
imaginándote y frente a la pantalla, tecleo y ordeno estas letras que apenas me
sirven de alivio y desahogo. Nos hubiera gustado que tu llegada hubiese sido en
tiempos de calma y rutina, pero es lo que toca, y aunque estamos asustados, lo
vamos a superar, seguramente cuando seas mayor y empieces tu formación, estos
tiempos serán materia obligada de enseñanza.
Me
gustaría que hablasen en pasado sobre el maldito virus que nos tiene recluidos
para prever el contagio. Hay tantas hipótesis, tantas teorías conspirativas y
tanta sobre información que lo mejor es sacar cuánto de positivo nos está
trayendo esta pandemia, y mira que es poco, pero tenemos que agarrarnos a algo.
Ya
es primavera, y en estos días tristes y de un silencio extraño tenemos menos
contaminación, hemos vuelto a escuchar el piar de los pájaros, si hace frío nos
sentimos a gusto dentro del hogar, pero si el sol aparece, salimos a la terraza
para aspirar un poco de aire, pero siempre con cuidado no vaya a ser que el
maldito bicho ande rondando.
Esta
enfermedad infecciosa nos separa, nos aísla y aunque dicen que ataca con más
virulencia a los más mayores, ya van apareciendo víctimas de todas las edades y
cada día las noticias de los fallecimientos en los hospitales son un mazazo
para la moral.
Quiero
creerme lo que nos dicen, que esto pasará, y que después seremos mejores porque
habremos aprendido lo que realmente importa. A ver si es verdad que este tiempo
de obligada reflexión nos sirve de aprendizaje para retomar los buenos hábitos,
para disfrutar de la lectura, de la música y de la conversación con los amigos,
aunque sea a través del teléfono. Que tenemos la obligación de celebrar la
importancia de tener una familia que nos quiere, que nos ayuda y nos entiende
en estos momentos de desasosiego. Aunque tengo mis dudas sobre esta necesaria y
obligada reeducación, porque no parece que hayamos aprendido mucho después de
la pasada crisis financiera.
Mira
tengo tantas cosas por hacer y estoy aquí, parado, bloqueado, porque ni
siquiera acabo de centrarme o de disfrutar este tiempo de pausa obligada.
Algunas noches me desvelo en la madrugada y me da por pensar en tramas
descabelladas, ideas y reflexiones que nadie se atreve a compartir en los grandes
medios. Me pregunto: A quién se le fue la mano esparciendo esta maldad, a
quienes beneficia la expansión de la enfermedad, acaso el planeta ha generado
esta pandemia para que paremos este ritmo tan frenético, a lo mejor la
naturaleza quiere poner un poco de orden frente al consumo desenfrenado que
está acabando con los recursos de la tierra.
Se
ha parado todo y, mientras, la muerte campa a sus anchas. Las autoridades
mundiales nos invitan a un debate moral, ¿qué importa más la economía o la
vida? Así de simple, sálvese quien pueda, "la bolsa o la vida".
No
sé, pero esta inédita y calamitosa situación está sacando lo mejor de nosotros,
los afectos, el ingenio, la solidaridad y el esfuerzo titánico de nuestro
personal sanitario digno de admiración, pero a la vez, seguro que algunos
depravados se están aprovechando de nuestros miedos delinquiendo o acumulando
riqueza, especulando a costa de la venta de los artículos y los equipos básicos
que ahora necesitamos. También es verdad que a medida que se suceden los
trágicos acontecimientos muchos personajes y, sobre todo, aquellos políticos
que solo ejercen la crítica y ponen palos en la rueda quedarán retratados por
su ineptitud e ineficacia. Es evidente que esto de la globalización o la
elogiada idea de Europa no tiene sentido si no existe la solidaridad entre los
pueblos, y creo que después de que pase este momento crítico deberíamos
reflexionar sobre esto.
Mira
criatura, no quiero extenderme más y espero que esta situación no te afecte, ya
sabes, tú ahí protegida por la placenta e ignorante de nuestra tristeza.
Estoy
seguro que tendrás una vida plena por delante, te recomiendo disfrutar de la
belleza de los atardeceres, del aire fresco del amanecer, del sol, del aire o
de la lluvia. Cuando veas por primera vez el mar te impresionará su inmensidad
y la placidez de las olas rompiendo en la arena. Me gustaría que disfrutases
con la literatura, con la pintura, con el cine, con el teatro y que algún día
conozcas el amor y la amistad.
Te
confieso que, aunque soy bastante frío, tengo un saco de lágrimas de alegría
preparado para tu nacimiento. Quiero, necesito, creer que, aunque sean tiempos
comprometidos, vienes a un mundo mejor.
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Miércoles, 27 de Marzo del 2024
Viernes, 29 de Marzo del 2024
Viernes, 29 de Marzo del 2024