Días atrás veíamos como un camión recorría algunas calles de Tomelloso llevándose los últimos puestos de teléfonos públicos, vestigios de una historia no tan remota, súbitamente reemplazados por el imparable auge del móvil. Aquellos teléfonos de monedas, que a veces se tragaban el pecunio sin cumplir con su cometido, con los que se llamaba a los parientes de Ibi, hijos en la mili o a la familia que andaba de vacaciones en la playa han pasado a mejor vida y desaparecen irremediablemente del paisaje urbano de las ciudad. Todavía más lejanas quedan las cabinas que guardaban mejor la intimidad del interlocutor y que de niños eran una golosina para nuestros juegos y diversiones. Cabinas que siempre nos recordarán al inmenso José Luis López Vázquez en la famosa película de Antonio Mercero en los setenta. Todo pasa que decía el poeta.
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Martes, 13 de Mayo del 2025
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