Opinión

Luis García Pérez y su libro: «Los rostros de la piedra»

Pilar Serrano de Menchén | Martes, 21 de Marzo del 2023
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En la extensa y larga trayectoria del poeta Luis García Pérez, se ha publicado recientemente, en la Colección bibliográfica, número 46, del Grupo Literario Guadiana: «Los rostros de la piedra», un excelente poemario dividido en tres apartados: «La voz de los silencios», «Dunas de sombra» y «Minué del crepúsculo», última entrega de un poeta que suma a su incansable trabajo y publicaciones: narrativa, ensayo, poesía infantil, más veintiséis poemarios, el bagaje de un alma lírica, “altar de la palabra” o “plus del lenguaje” que García Pérez define a lo poético en el inicio de este volumen en el que va desgranando el largo recorrido que suma y vive su autor, por la vida y la palabra, con un matiz de melancolía y tristeza, bien explícito en los limpios versos en los que denuncia: “parterres de veleidades” en nuestra sociedad.   

Denuncia que hace el poeta al que apenas, según su decir, le quedan resplandores; pues: “giran las imágenes/ alrededor de un tiempo caprichoso/ que muda a cada instante de colores;/ más nunca modifica sus deseos/, y a toque de trompetas nos señala/ sus credos, sus consignas/”. 

Escribimos sobre un poemario donde la luz es un espacio acotado por lo poético y, “a pesar de este crónico cansancio” del amigo  Luis: “regresa a los jardines del pasado: “... para otros nuevos brotes de esperanza/ donde los sueños nunca estén proscritos”; porque si bien la vida es un “carrusel de vanidades”, y a “veces es el miedo/ el que más condiciona nuestros actos: ¿Quién podría rodar el arco iris/ para jugar al corro de la vida/ con la paz floreciendo entre los labios?”... 

Esperanza es el arma que compendia los sinsabores cotidianos. Por ello el libro: «Los rostros de la piedra» guarda poemas que alcanzan el dolor, para ir construyendo el andamiaje de la vida con la certera luz del corazón; lugar donde el poeta se duele de una realidad que lo conmueve e inquiere: “¿Dónde encontrar el néctar de las manos,/ ese gran corazón de flor y nata,/ el quicio germinal de toda la esperanza/ o ese beso redondo/ de púdica alegría/ que redima la faz de este planeta?”

Construir, limpiar la cúpula diaria de las sinrazones con el amor, ir aunando la caricia para que no haya nunca “Chacales que el chacal rechazaría”, es el deseo de García Pérez como título de un poema denunciador y solemne sobre el maltrato femenino. 

Claros digo, quedan los sentimientos de tan laureado poeta cuando llega el dolor en una “noche negra de presagios”, siguiendo y uniendo constantes preguntas: ¿“Qué tigre de garras fieras/ en las sombras enredadas/ acecha tus movimientos/ para sembrarte la cara/ de rojos, rojos claveles/ que se prenden en tu falda/ como el zumo de la flor/ devorado por la helada? Seguido añade: “Mujer de ojeras profundas/ y de lunas ultrajadas/, vuela de tu cárcel fría/ con el batir de tus alas,/que quiero ver tu sonrisa/ en el agua reflejada”.   

Podríamos decir que el poeta ahonda, como decimos, en el vivir diario: dolor y desconsuelo comunal para erigirse en denuncia a través de una poesía que alerta la construcción que hacemos de la vida. 

Pesado andamiaje, que, García Pérez, anota y define diciendo: “Transitamos los trechos de la vida/ consumiendo los restos de un naufragio,/que a veces se disfraza/ en forma de progreso;/ pero la realidad desfila siempre/ con los pasos cambiados/ y es preciso asomarse a la ternura/si queremos hablarnos/ de que ha llegado abril con sus renuevos/ y trina ya la alondra entre los árboles/”.

No se envanece el poeta en su entrega del poemario: «Los rostros de la piedra», sino que, al uso de lo que acostumbra, engarza libertad, concordia y paz, con preguntas hechas a lo incomprensible y a la falta de un  encuentro que abrace la esperanza. “Ya nadie te regala/ cestillas de alegría/ con la música verde/ y guirnaldas de luz y de cerezas”. 

Vaya, pues, en este somero comentario, la unión de subir al corazón “los sueños inconclusos” que dice Luis García Pérez; pues junto a él: “queremos abrazar el universo/ y bautizar las cosas con ternura”.  

Desde ese propósito damos nuestra enhorabuena al poeta por la publicación de un poemario tan cercano y libre, que se suma, como tantos otros de estupendos poetas y narradores, a la Colección Literaria que lidera el Grupo Literario (valga la redundancia) Guadiana,  ahora con nueva Directiva, a la que deseamos éxito en su camino para que la poesía nos siga acompañando. Laus Deo.     


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