Antonio Gala Velasco, Antonio Gala, eligió para
abandonarnos, tras noventa y dos años de intensa y fructífera vida, el día de
las elecciones autonómicas y municipales, recién inaugurada la feria del libro
madrileña, en la que, en tantas ocasiones, las colas para la firma de sus
libros, fueron noticia.
Aunque se consideraba cordobés, “le
nacieron” en la manchega y ciudadrealeña Brazatortas. Y como acaba de recordar
este periódico, en Tomelloso, “El genial escritor fue el mantenedor de la
Fiesta de las Letras en el año 1971, pronunciando su discurso el 3 de
septiembre en el Teatro Principal”.
Recién aterrizado en Madrid, tuve
ocasión de conocerle personalmente y ser testigo de excepción de su ingenio
afilado, de su sentido del humor y de su capacidad de captar atenciones. No voy
aquí a desvelar nada sobre el personaje que nos ha abandonado por ser
sobradamente conocido. Sólo unos pobres y ruborizados versos de despedida, ante
la excelsitud y el magisterio de los suyos.
DESPIDIENDO A ANTONIO GALA
Dos poetas se han ido en poco tiempo.
Los dos nonagenarios.
Primero Rafael, al poco Antonio.
Nos dejan orfandad en sus poemarios.
Y Antonio sus novelas, artículos, guiones,
su enamorado verso, su teatro.
Legó el ingenio y la belleza en verbo,
“Testamento andaluz”,
“Murió vivo”, testó como epitafio.
“Es hora ya de levantar el vuelo”.
Dejó La Baltasara por compartir palacio
en el monte Helicón con sus amantes musas.
En libro, en prensa, en escenarios
Gala, Antonio, que no Martín,
hizo gala de humor y de arrebato,
embelesó a lectores y a auditorios,
de la palabra artífice preclaro.
¡A los reales sillones de Academo
nunca, con tal dominio de su lengua, le invitaron!
Ahora hablará de sí, con su silencio
desde el Edén, desde sus verdes campos.
Madrid, 30 de mayo de 2023.
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Viernes, 9 de Mayo del 2025
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