Opinión

Facies del mundo y del yacimiento paleontológico junto a la Laguna La Colgada, analizado por expertos (II)

Salvador Jiménez Ramírez | Viernes, 7 de Julio del 2023
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Fue allá por el año 1961, cuando se construía uno de los primeros chalés,  en los terrenos aledaños a la embocadura o cabecera de la laguna del Rey, en el margen fluvial derecho, al final de la franja o pequeño istmo, entre las lagunas La Colgada y  del Rey, que conecta ambas márgenes fluviales, salvado el corto  y artificial “Río de las Paranzas”; nombrado así por los lugareños,  que colocaban empalizadas en dos pequeños riachuelos, que discurrían paralelos al cauce principal, desde tiempos de molinos harineros y batanes; donde instalaban garlitos para capturar peces, a los que llamaban “Paranzas”. El índice de gradiente en este tramo fluvial, aportes fangosos y otros factores geo-biológicos, influyeron en el sistema geo-bío-constructor y precipitación de carbonatos, que habrían dado lugar a una barrera de tobazo o travertínica más, en el “rosario” fluvio-lacustre; “repujado” de fabulosas terrazas y muros de toba, únicos en la península Ibérica; — con sus mielgos en los lagos de Plitvice en Croacia— y no a la tira de vega actual.

En la excavación de aquella primigenia construcción de recreo, aparecieron plataformas soladas con mortero de cal y arena, vértebras de ictiofauna y galbos de cerámica en otros estratos. Tiempo después supimos que eran de época romana, pero la memoria colectiva del entorno, cuando afloraba “cosa” antigua, la explicación siempre era la misma: “…, eso es de cuando los moros”. Fue un asiduo, culto e inusual “veraneante” de aquellos días, quien afirmaba e ilustraba que: “antiguamente, ahí había un cortijo y “Caupona” romanos…”. En el margen izquierdo de la calzada que bordea lagunas, en sentido ascendente, entonces de pavimento terroso, en otra parcela propiedad de los dueños de la solaz “masía”, uno de los empleados, en faenas de jardinería, descubrió  monedas, abalorios de bronce y plata y recipientes cerámicos que, años más tarde averiguamos, se trataba de restos romanos; que en absoluto guardan relación alguna con los vestigios y yacimiento paleontológico, motivo de esta crónica… En aquellas fechas se planificaba también la urbanización “Los Villares”, dando vistas a las lagunas La Colgada y del Rey. —Foto en portada. La ladera oeste de la loma de “Los Villares, es un tramo de la cuenca, cuya geología es encuadrable en un Keuper jurásico, compuesto por arcillas, yesos, dolomías, etcétera. Tiempos geológicos aquellos, en los que los niveles hídricos o lámina del agua, se encontrarían  a más de veinte metros sobre las cotas actuales. En esta cuenca fluvial, como en cualquier otra superficie del planeta, han operado denudación o desgaste y deposición y formación; en cuyo proceso han sido sepultadas y desenterradas muchas formas de vida… Los agentes geológicos, en este ámbito, tanto en el Pleistoceno como en el Cuaternario, con glaciales e interglaciales, debieron producir la mayor profundización y abertura de las geoparedes del valle. Con las consiguientes avalanchas y desprendimientos de sedimentos; originándose, por la gran carga del río o presión “hidráulica”, grandes erosiones, arroyos, barrancos, cavernosidades…

Las primeras obras que se acometen en la urbanización “Los Villares” son las excavaciones y compactación de caminos, para acceder al complejo urbanizable… Los trabajos, en los inicios, eran a base de pico y pala; pero al toparse con bancos de roca muy compactada, la empresa decidió utilizar barrenos de clorato y dinamita. En un tramo, “a media ladera”, se explosionaban cargas, pero no hacían el efecto deseado porque, interpretaban los obreros: “… y pierden mucha fuerza por las covachas en las que salen cascotes y huesos hechos piedra…”. Respecto a los vestigios, nos comenta Juan Capdevila, capataz de las obras: “…, salían cascotes y cosas raras, pero como nadie sabía lo que era aquello, se quedaban por los terraplenes de los carreterines…”. Hace décadas, el guarda de “Los Villares” nos mostró restos de aquellos fósiles y vista su “rareza” e importancia, le aconsejamos que lo pusiera en conocimiento de expertos en paleontología. Pasados varios años, supimos que así lo habían hecho propietarios de chalés y que la “letanía” primigenia y petrificada de los mismos, databa de cientos de miles de años… Hoy, el espectro de la paleontología no es únicamente, las enseñanzas de la escuela pitagórica, que ya expresaba la verdadera naturaleza de los fósiles marinos… Hoy el principio de identidad paleontológico, supone que los estratos pueden ser identificados, según la asociación de fósiles que contienen. Cada periodo tiene sus fósiles característicos… Con el principio de la correlación cronoestratigráfica, se llega a establecer la correspondencia cronológica de territorios alejados entre sí… El proceso es trabajoso y presenta sus dificultades, ya que para ello hay que contar con buenos equipos y laboratorios especializados.

Hoy, el yacimiento paleontológico de “Los Villares”, está en buenas manos… Está siendo analizado— con los correspondientes permisos de la administración— por Daniel García Martínez, doctor en biología y paleoantropólogo; Carlos Palancar, antropólogo; Francesc Gascó, paleontólogo; Sara Pérez, arqueóloga y entre doce y quince voluntarios, procedentes de Madrid y Burgos, que hicieron sus tesis doctorales en Atapuerca. Nos explica Daniel García que, el sitio es rico en fósiles del Pleistoceno, pero los sedimentos están muy revueltos y desplazados los estratos originales, por las obras de los caminos de la urbanización… No obstante, en los días de estudio de la zona, “han sacado más de doscientos registros…”. La “faena” la han realizado metódica y pacientemente; con extraordinario rigor científico; por “amor al arte”, con sólo “posada” pagada y alguna que otra pequeña y honrosa donación de particulares… De la administración ni “calderilla”, ni agua…

La sucesión de culturas-con los consiguientes vacíos- desde el Paleolítico Inferior hasta nuestros días, en la Cuenca del Alto Guadiana, está más que confirmada… Esperemos que en lo paleontológico aparezca alguna piara de “bestias” o “alimañas” de antes del Homo Cesarista, mesetario-fullero…, para que surja un suave añoro de las cosas idas, agarradas a los montes y a las aguas. Este ámbito no significa apenas nada respecto de su patrimonio prehistórico-histórico… El Patrimonio arqueológico y bienes de interés cultural, símbolo del universo humano y de millones de “velámenes” de la vida, aquí,  permanecen “apolillados”, en un “dejar pasar”. El “molesto” de Nietzsche decía: “el peligro de todos los peligros: que nada tenga significado…”.Y el “raro” de Goethe espetaba: “el que no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años, se queda como un ignorante en la oscuridad y solo vive al día…”. En todas las “Tablas”, prepotencia, pavoneo, arrogancia, insinceridad… ¡En fin! ¡“Costa de conejos”.

Choppin tools o canto tallado, del Paleolítico Inferior (400.000 mil años +-). Quedó al descubierto en la terraza fluvial de la laguna Cueva Morenilla, cuando se ensanchó la calzada de Argamasilla de Alba-Ruidera. La capa o película de caliza adherida, nos orienta sobre su antigüedad…     


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