Dentro de la ermita han aprovechado para repasar algunos momentos importantes de la vida de María, para recordar diferentes advocaciones, evocar tradiciones en torno a la fiesta de Romería y destacar que nuestra Madre del Cielo es estrella de la Esperanza.

Han considerado que María es luz, es reflejo de Jesucristo en su bondad, belleza, sencillez, generosidad, servicialidad, fortaleza, fe, caridad, solidaridad y entrega.

Detenerse en estas virtudes les ayudaba a educar la mirada hacia ella y a mirar su propia vida con los ojos de su Madre de las Viñas.

A partir de la imagen de la estrella han realizado una dinámica en la que debían construir una constelación poniendo a los pies de la Virgen  los nombres de esas personas que en su vida diaria son luces que iluminan su caminar, les hacen felices, les ayudan a despertar actitudes, a tomar decisiones acertadas, les invitan a ser mejores personas con su testimonio.

Ha sido emocionante reconocer y escuchar los nombres que cada uno ha propuesto y los motivos que justificaban su respuesta. Y se comprometían a trasladar la información a las personas afortunadas y transmitirles su gratitud por ser faro, luz y guía en su cotidianidad.

Tras esta ofrenda tan especial inmortalizaron el momento con unas fotos, tomaron un tentempié y volvieron a la escuela con las pilas recargadas.

En su corazón un ramillete de sonrisas compartidas, gestos de compañerismo y el deseo de volver a visitar a la protagonista de esta historia empleando el desplazamiento activo ya sea a pie o sobre ruedas.