alambiques para obtener aguardientes de la destilación de
vino en Tomelloso. Los dos alambiques citados son los de López de
La Escuela Oficial de Idiomas de Tomelloso tiene un
nombre muy significativo para la comarca: “Mar de Viñas”. La zona de ocio y
Multicines se llama: “Centro de Ocio Las Viñas”. La patrona de Tomelloso es la
“Virgen de las Viñas”, nombre que también ostenta una cooperativa vinícola que
está reconocida como la mayor bodega del mundo , con capacidad para molturar
cada año cerca de 400 millones de kilos de uva.
La llanura manchega llega a su máxima expresión en
algunas zonas del término municipal de Tomelloso, como la carretera de Pedro
Muñoz. El “Mar de viñas” es tan extenso aquí que el verdor de las vides se
junta en la lejanía con el cielo.
A mediados del siglo XX los viñedos ocupaban más del
noventa por ciento de la superficie cultivable del término municipal.
El viñedo casi
como monocultivo se da a finales del siglo XIX y continúa durante el XX. La
enorme producción de vino y las malas condiciones del transporte ferroviario
–las cuales continúan aún hoy día- hicieron que esta localidad dedicase gran
parte de su producción vinícola a la destilación, pues con esto se reduce
considerablemente la cantidad de líquido a transportar.
Los productos de calidad que se obtienen de la
destilación fraccionada del vino son principalmente los denominados “para uso
de boca”; holandas y aguardientes, con una graduación de alcohol de entre un
sesenta y un ochenta por ciento.
De las holandas y aguardientes destilados se obtienen,
debidamente tratados y envejecidos en barricas, las denominadas “bebidas
espirituosas”, como el brandy, llamadas
así porque la base de las mismas son destilados obtenidos “arrancando” el
espíritu al vino.
A mediados del siglo XX existían en Tomelloso cerca de
sesenta destilerías, aún hoy quedan siete grandes industrias; una sola de estas
destila cien millones de litros de vino al año. En 1950 había cien chimeneas industriales para
la evacuación del humo de las calderas.
En la actualidad quedan cerca de treinta chimeneas –todas
ellas en desuso-, entre grandes y pequeñas. Las grandes las podemos considerar
por encima de
Junto a las grandes chimeneas había también una torre de
destilación de grandes dimensiones, que albergaba los mecanismos de cobre o
acero inoxidable. Las chimeneas, las torres de destilación y las bodegas-cuevas
–más de dos mil- en las que se elaboraba
el vino conforman un patrimonio industrial ligado al vino y a la destilación de
éste que es muy difícil de igualar en cualquier parte del mundo.
Nosotros colocamos
en este mismo apartado los cerca de mil bombos existentes en mitad de las tierras cultivadas por los
agricultores tomelloseros. Se trata de construcciones levantadas usando una
técnica denominada “piedra seca”.
Esta técnica de construcción está reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad.
Como a los tomelloseros nos gusta tener nuestro propio
diccionario de localismos, a esta técnica de trabajar la piedra colocando
directamente una sobre otra sin apoyarlas con ningún tipo de cemento ni
argamasa la llamamos también “piedra
vana”.
Separando lo que está inexorablemente unido
Para nosotros los bombos, las cuevas y el patrimonio
dejado por las destilerías en Tomelloso son lo mismo: El patrimonio cultural
ligado a la enorme expansión de la producción viníca en los siglos XIX y XX.
Empezaremos por lo que nosotros consideramos el principio de todo: los bombos.
El Bombo tomellosero es una construcción nacida de una
necesidad, tener un albergue para trabajadores y animales de labor que evitase
desplazarse a trabajar a las viñas a lo que en la época era una gran distancia:
diez, doce, quince o incluso más kilómetros.
Los agricultores tomelloseros adquirían tierras en
términos vecinos en lo que entonces eran grandes distancias en un vehículo que
era un carro tirado por uno o varios mulos.
Las tierras se compraban o, en la mayoría de los casos se
tomaban ”a rento” para plantar viñas. Los arrendatarios eran familias de
terratenientes de poblaciones vecinas.
Estos sabían que los de Tomelloso iban a plantar viñas pero confiaban recuperar
la propiedad de la tierra cuando, por
baja producción o por cualquier otra circunstancia, los tomelloseros arrancasen
las cepas.
Como decimos por aquí les salió “el tiro por la culata”.
Terminado un plazo que ellos consideraban razonable intentaron recuperar sus tierras.
En muchos casos denunciaron, pero muy pocas veces un juez les dio la razón.
Se trataba, por un lado, de un, señorito o familia de
estos, propietario o propietarios de
unos pocos cientos o miles de hectáreas. En el otro lado un agricultor de
segunda o tercera generación sacándole un buen rendimiento a la parcela.
El agricultor tomellosero no presentaba más que un
contrato de arrendamiento firmado por su padre o abuelo. Eso sí, el pago de las
cuotas estaba al día.
Muy pocas veces dio la razón un juez a un terrateniente. El
cual tenía derecho a reclamar la propiedad de sus tierras según la ley. Pero no según la lógica. Los jueces obligaron la
mayoría de las veces a hacer un acuerdo razonable entre las dos partes y que
continuase cultivando la tierra quien sacaba un buen rendimiento de ella.
De esta forma, los agricultores tomelloseros se fueron
haciendo de parcelas para plantar sus viñas. Se hacían también con la propiedad
de la tierra, construían sus bombos y albergues de todo tipo.
El motivo de las construcciones en piedra seca fue que en
toda la Mancha que rodea Tomelloso no hay ríos que tengan un caudal estable. Lo
que sí hay es un gran acuífero subterráneo, `pero el nivel freático estaba
entre los 15 y los 17 metros. Demasiado profundo para sacar el agua a mano
tirando de una maroma para, construir una
casa o un bombo.
Si miramos alguno de los buenos trabajos que hay sobre el
espectacular crecimiento de Tomelloso desde mediados del siglo XIX a la mitad
del XX, nos quedaremos asombrados. Igual si salimos al campo y vemos en algunos
parajes en los que, sin movernos del sitio, tenemos al alcance de la vista
decenas de bombos.
No digamos nada de las
más de dos mil cuevas excavadas por picaores y terreras debajo de las
casas del pueblo o de las muchas destilerías que convierten a esta localidad
manchega desde hace siglos en la ciudad
con mayor capacidad para obtener destilados
de vino del mundo.
La capacidad de trabajo y sacrificio personal de los
agricultores de unas pocas generaciones anteriores a la nuestra nos ha dejadlo
un legado muy peculiar y valioso.
Este legado ya ha empezado a ponerse en valor con el fin
de ofrecer nuestra ciudad a los visitantes como sitio de un Patrimonio y un
encanto turístico muy particular y diferenciador.
Hay bastantes más elementos del Patrimonio de Tomelloso
que también son importantes: La Posada de los Portales, la Iglesia de la
Asunción, los dos casinos, etc….
Entre todos ellos nos dan la razón a los que desde hace
muchos años nos enfrentamos con los que dicen que en Tomelloso hay muy poco que ver. Nosotros
por supuesto, estamos seguros de que hay
mucho que ver en esta llana localidad manchega.
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Martes, 2 de Septiembre del 2025
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Miércoles, 3 de Septiembre del 2025
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