Previo a terminar Better Call Saul, el bueno de Vince Gilligan decidió contar la historia de Jesse Pinkman sobre lo ocurrido después de Breaking Bad. ¿Es una buena película o solamente un capítulo de relleno?
Dirigida por el propio creador tanto de Breaking Bad como de Better Call Saul, es decir, el propio Vince Gilligan, y con la actuación de Aaron Paul y cameos de Jesse Plemons, Matt L. Jones, Charles Baker, Jonathan Banks, Robert Forster, Krysten Ritter y el mismísimo Bryan Cranston. En esta historia nos reencontramos con Jesse Pinkman después de ser liberado por Walter White de Jack y su grupo de neonazis tras el final de Breaking Bad. Jesse debe reunir el dinero suficiente para contactar con Ed, el vendedor de aspiradoras que además te hace desaparecer si le pides que te arregle el filtro de una Hoover Max Extract Pressure Pro Model 60.
Es evidente que Breaking Bad es una serie de 10, de eso no hay duda. En su día, cuando se anunció El Camino, iba por su última temporada, y ahora que la he vuelto a ver agradezco haber visto de nuevo la serie para captar pequeños detalles. Da gusto volver a Albuquerque aunque sea por última vez (no del todo, porque mientras se hizo, su creador estaba con la penúltima y última temporada de Better Call Saul).
Echaba de menos a Jesse y, si bien su arco se había cerrado en el final de la serie, parece que el bueno de Vince quería darle un cierre total. En lo técnico, el presupuesto está al nivel de las últimas temporadas de Better Call Saul; se nota mucho en la dirección de planos, uso de color y fotografía impecable.
A nivel de actuaciones, se nota que Aaron Paul sigue sabiendo hacer al personaje pese a haber pasado mucho tiempo desde que terminó con Jesse Pinkman. El personaje empezó siendo un niñato odioso, pero su evolución es sobresaliente hasta el punto de acabar empatizando con él y ver la maldad de Walter White. Descubrimos lo que pasó mientras Jesse estuvo encerrado por culpa de Todd y el tío Jack, y cómo, aun teniendo oportunidad de escapar, no podía debido a la tortura física y psicológica por parte de Todd. Y hablando del rubiales, Jesse Plemons sigue interpretando a este tío de forma increíble y, si ya le odiaba en Breaking Bad, aquí te dan ganas de matarlo.
La cinta también cuenta, cómo no, con fanservice y huevos de pascua para todo fan de Breaking Bad, tales como Los Pollos Hermanos, la tarántula del capítulo del robo del tren y, por supuesto, el servicio de aspiradoras que lleva Ed. Respecto a los cameos, al contrario que en la película de Santos Criminales, estos sí que aportan a la trama, aunque hay otros que se quedan en fanservice.
En lo negativo, creo que se hace larga por momentos, por lo que no habría estado mal que se hubiera convertido en un episodio especial de 50 minutos o 1 hora, a la par de repetir tópicos como un villano sin sentido o, en este caso, algún personaje nunca antes visto en la serie, por lo que el conflicto se siente muy artificial.
Quizá lo mejor es ese viaje final del propio Jesse en busca de redención y una nueva vida, además de seguir viendo a Aaron Paul y sus ya tan queridos y conocidos “bitch”.
El Camino es un proyecto que no está mal, pero si eres fan del universo creado por Vince Gilligan la vas a disfrutar bastante, a la par de dar un final definitivo al personaje de Jesse Pinkman. Está claro que Breaking Bad y su universo son algo nunca antes visto en televisión y, pese a que Vince Gilligan le diese un cierre definitivo con la sexta temporada de Better Call Saul, su historia y personajes vivirán por mucho en los anales de la historia de la televisión. Actualmente, su creador tiene una nueva serie de camino en noviembre de este año y un fiel servidor se la va a gozar muchísimo.
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