“Será saludable iniciar la transformación de los ánimos, las mentes y las estructuras hacia un nuevo modelo de desarrollo que prepare un mañana más sistémico e integral para todos”.
Detesto este entorno que globalmente
se funde y se confunde, que no respeta su propio latido natural y se encierra
en sí mismo, que tampoco comparte nada y que todo lo aglutina para sí. Sean
pueblos o ciudades, la pertenencia ha de ser inclusiva y el vocablo a utilizar,
un abecedario de cariño entre sus moradores. Juntos es como nos rehacemos, ofreciendo
lumbre de parentela y esperanza. Repruebo totalmente la compraventa absurda de
sueños, el interés mundano, que lo único que genera es inestabilidad y absurdas
contiendas. Las diversas poblaciones, han de generar espacios de concordia,
sostenibles y cohesionadas; no es suficiente con dar ayuda de emergencia, se
trata de ofrecer abrazos resolutorios que beneficien tanto a quienes llegan
como a las comunidades que los reciben.
El objetivo es sentirse genealogía
para estar próximos con el prójimo y, bajo esta cercanía, es como se planifican
espacios integradores, garantizando moradas dignas y servicios esenciales para
no alimentar más barrios marginales, respetando la identidad de cada cual y la
solidaridad global. Lo que no es de recibo, es la pasividad a la hora de
abordar las múltiples crisis que nos afectan, incluidos el clima y los
conflictos, que contribuyen a la desigualdad. Esto me hace pensar en tantas
gentes migrantes, que en vez de hallar ese cobijo acogedor, más bien se
tropiezan con infinidad de aprietos y desavenencias que se alzan como un lobo
contra ellos. Ojalá aprendamos a querernos, eliminando de nosotros aquello que
nos lo impide.
Un hábitat con entrañas,
siempre tiene algún rincón donde uno es esperado. Por desgracia, la inhumanidad
del momento es tan fuerte que hay grupos que se mueven sin nervio, con un latir
empedrado de difícil curación, sino aprendemos a reprendernos. La desesperanza
e inseguridad, el rápido cambio social y los riesgos de violencia, unido a los problemas
que afecten a la salud física, factores y experiencias personales, la
interacción social, valores culturales y experiencias hogareñas, también las escolares
y laborales, son algunos de los muchos componentes que afectan a la salud
mental. Por ello, será saludable iniciar la transformación de los ánimos, las
mentes y las estructuras hacia un nuevo modelo de desarrollo que prepare un
mañana más sistémico e integral para todos.
Desde luego, a mi juicio es
crucial avivar la corresponsabilidad y el protagonismo de las estirpes en todos
los espacios, promoviendo su valiosa contribución a la comunidad, con su aporte
de cátedras vivientes y usanzas para el bien colectivo. Nunca olvidemos que la
persona feliz, es aquella que sea lo que sea, encuentra paz en su nido. Vivir,
no meramente requiere desvivirse por vivir, también pide descanso y
hospitalidad. Por tanto, en este confuso medio en el que nos movemos, ya sea
con los demás o incluso con la naturaleza, se necesita rehacerse uno como
huésped y caminante, tanto para acoger a los demás como para recogerse y
dejarse amparar. Ciertamente, tenemos mucho que recibir y no sólo que dar, lo
importante es estar en guardia con la vida y dejarnos sorprender por ella.
Nuestro horizonte humanístico
es vinculante al ambiente natural, raíz de la visión contemplativa y tronco
común de fortaleza, ante un porvenir incierto, que requiere de individuos con
corazón y sin coraza, para transfigurar los lugares en motores de oportunidad.
Sea como fuere, precisamos salir de este orbe tentador a más no poder, que únicamente
sabe navegar por la superficie y no mar adentro, vivir corriendo sin saber para
qué, convirtiéndonos en consumistas insaciables y esclavizados por los
engranajes del poder de un mercado sin escrúpulos, al cual no le interesa el
sentido de nuestra existencia, sino el dominio y la dominación. Sin duda,
florecemos con el calor de hogar; allí nos advertimos, hallándonos y
aprendiendo a cautivarnos, para considerarnos del universo su óptimo verso.
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Domingo, 5 de Octubre del 2025
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